Verónica González Serna

Nos encontramos inmersos en una situación innegociable, impostergable, inevitable, la cual no pedimos a voz abierta y sin embargo trabajamos duro e incansablemente día a día, respiro a respiro por ella, lo peor de todo es que sin darnos cuenta nos vimos forzados a hacer un ALTO obligatorio a todo aquello que rutinaria, voluntaria o involuntariamente, era nuestro modus vivendi, creímos que eso que llamábamos vida realmente lo era; creímos que nos conocíamos entre nosotros mismos y cuál fue la sorpresa al empezar a conocernos desde el fondo de nuestra alma, desde el fondo de nuestra propia casa, desde el fondo de nuestro propio corazón, quizás sin querer hacerlo se hizo, quizás siempre quisimos hacerlo y no se había podido hacer, pero aquí vamos, cada vez más humanos, cada vez más adentrados en lo poco, en lo bello, en lo necesario para vivir, tan pequeño como un espacio donde poder conocer a quienes están a tu alrededor, así desnudos del alma, sin tapujos en el corazón, donde las personalidades y los sentimientos afloran y por primera vez sabes lo que eres capaz de hacer, sentir y de hacer sentir. Sabes que el aislamiento social no es tan malo ni es tan bueno simplemente es necesario, siempre es bueno salir e inhalar profundo para seguir en el camino, esta vez fue al revés, la población del mundo se tuvo que guardar para que, al fin, nuestro planeta pudiera salir, tomar aire y regenerarse, restaurarse y poder estrenar nueva piel para que nosotros, los destinados a habitarlo, podamos tener la visión fresca del cómo, del por qué, para qué y para quién es que debemos cambiar.

En estos días o meses que llevamos aislados de la multitud, hemos aprendido a vivir diferente, nos guste o no, lo estamos haciendo la gran mayoría, y nos hemos dado cuenta de lo que nunca nos imaginamos que seríamos capaces de hacer, comer por necesidad y no por gula, hablar y convivir con la gente que siempre estuvo cerca físicamente pero lejos emocionalmente. Le has tomado el verdadero valor al dinero y al esfuerzo por ganarlo, sabes que con la salud no se debe escatimar cuidados, has aprendido a valorar tu cuerpo, a que con ingenio y un toque de locura, puedes ser feliz, así de simple, así de grandioso es ver que lo que no tenía valor ahora es oro puro y que, realmente no es lo ostentoso lo que te garantiza una mejor calidad de vida, sino lo esencial, y con lo esencial se pueden hacer maravillas inimaginables. Todo eso no lo sabíamos, no creímos que tan fácil fuera ser felices.

Qué buena sacudida nos han dado, ya definitivamente el mundo será distinto, pues los seres humanos nos habremos renovado desde el interior del alma, del sentir y del saber y, por lo tanto, lo que se aprendió si lo llevamos a cabo, definitivamente vamos a transformarnos, así, en equipo con todos los habitantes del planeta.

Porque es un hecho innegable que nuestra madre Tierra en su desesperación nos quitó los venenos de un lado, de encima y de adentro porque era urgente un lavado interior y exterior para que ella, sabia y amorosa, pueda continuar dando vida por muchas generaciones más.

Es un hecho que vivimos en un mundo putrefacto, rodeados de gente con ideas y sentimientos con cierto grado de putrefacción contagiosa que es, en un descuido, igual o peor que el virus que nos acecha en la actualidad… pero, ¿qué estábamos haciendo antes de la entrada de dicho virus a nuestro mundo? Contagiándonos, voluntaria o involuntariamente se nos adhería la rutina, los malos pensamientos, las acciones tomadas en base a las malas decisiones y, sin darnos cuenta y en nuestro delirio por salir de la monotonía y querer sobresalir para auto nombrarnos triunfadores en algo, era que nos envolvíamos en esa podrida vida que nuestra voluntad había tomado, pero no me refiero a todos, ni me refiero a que todo en la vida estaba podrido, no, por supuesto que no, unas cosas quizás más contaminadas que otras, y de repente por más que no quisiéramos contagiarnos, aparecían factores que nos impedían seguir limpios e inmunes, que nos salpicaban su enfermedad, y si no eras lo suficientemente fuerte podías caer, a eso me refiero al generalizar, nunca hay en la vida nada tan malo que te fuerce a tomarlo ni tan bueno que te obligue a seguirlo. La decisión al final es tuya, pero ahora que nuestro planeta se está renovando, es buen tiempo para hacer un estudio profundo personal y verificar qué tanto necesitamos renovar internamente, qué tanto debemos renovar moral, espiritual y sentimentalmente en nosotros para que se transmita a nuestros allegados y cambiemos el entorno por uno mejor, porque después de todo este tiempo y todo este cambio en la vida de cada uno de nosotros, sería bueno tomarlo como una nueva oportunidad de vida por la generación que estamos viviendo y por las que vienen.

@veroglzserna