Rubén Aguilar Valenzuela

En el Tanaj y en obras judías posteriores el libro de Proverbios es designado con la palabra Míshlê (Proverbios) y en ocasiones Míshlê Shelomoh (Proverbios de Salomón).

 

No se sabe exactamente cuándo ni dónde se escribió el libro de Proverbios. Lo más probable es que estos dichos y refranes vienen de muchos siglos atrás producto de la tradición oral.

 

La compilación inicial se lleva a cabo en época del rey Salomón, cuyo reinado va del 965 al 928 a.C. y continúa hasta la época del rey Ezequías entre el 726 al 697 a.C. Es probable que la forma final del libro empezó a circular hacia el 700 a.C.

 

Algunos especialistas consideran que de las versiones antiguas del libro de Proverbios, la más valiosa es la de los Setenta, que data de mediados del siglo II a.C. y es obra de un traductor judío que conoce bien el griego.

 

La versión latina del libro de Proverbios, que se encarna en la Vulgata, se remonta a san Jerónimo, y en su mayor parte concuerda con el texto masorético, versión hebrea del Tanaj, utilizada oficialmente entre los judíos.

 

Los estudios actuales muestran que la redacción primitiva de los dichos que componen este manual de sabiduría hebrea ha experimentado numerosas alteraciones en el curso de su construcción.

 

Es una colección de refranes y sentencias que han surgido en diferentes ambientes y épocas. Primero fueron refranes de ámbito rural cuando el pueblo vivía en pequeñas tribus de la agricultura y la ganadería.

 

Después están las sentencias del ámbito de la corte en Jerusalén y por último se agrupan los proverbios de colecciones y los que se toman del extranjero, que provienen de la tradición de Mesopotamia y Egipto donde la literatura sapiencial tenía hondas raíces.

 

El libro de Proverbios tiene 31 capítulos que se organizan en siete partes. 1) Primera colección (1-9); 2) Proverbios de Salomón (10-22); 3) Palabras de los sabios (22-24); 4) Otras sentencias de los sabios (24); 5) Otros Proverbios de Salomón (25-29); 6) Palabras de Agur (30); 7) Palabras de Samuel (31).

 

En algunos pasajes del libro de Proverbios -como en otros Libros sapienciales del Antiguo Testamento- hay una notable influencia de la antigua sabiduría egipcia y oriental. Muestra el aprecio que en Israel se tenía por ella.

 

El libro se redacta con una muy amplia gama de géneros literarios. La expresión más frecuente y característica es el aforismo o dicho breve y agudo, que encierra una verdad útil para la vida. Son textos breves, con ritmo, que pueden ser fácilmente memorizados.

 

La visión teológica que está presente en el libro es sencilla. El Señor es el creador del mundo y todo lo ha hecho con sabiduría. Las huellas de esa sabiduría divina han quedado grabadas en cada una de sus obras. Por lo tanto, aquel que ponga todo su empeño en abrir los ojos a la realidad que lo rodea, encontrará el camino que lo lleva a la vida y lo libra de la muerte.

 

Lo importante es buscar el orden establecido por Dios en el mundo. La adquisición de la sabiduría presupone ciertas condiciones morales. Una actitud específicamente sapiencial es prestar atención a las advertencias y exhortaciones de los sabios, que son los portadores de una experiencia acumulada a través de los siglos.

 

 

Proverbios                

Biblia de América

PPC Editorial

Madrid, 2013

 

@RubenAguilar