Rubén Aguilar Valenzuela 

La candidata a la presidencia de la República de Morena-PT-PVEM, Claudia Sheinbaum, articula su discurso de campaña a partir de una estructura cronológica, que implica el antes, el ahora y el mañana.

 

En sus intervenciones en eventos públicos, en entrevistas y en los spots de radio y televisión, también en los mensajes que se difunden en redes sociales, siempre está presente esta narrativa que hace relación a la historia.

 

En el "antes" solo hubo un México gobernado por políticos corruptos, incapaces y enemigos del pueblo. En esos tiempos, en los del pasado, los gobernantes eran empleados de los conservadores que favorecían a la oligarquía nacional y extranjera.

 

Una leyenda negra que empezó a construir el candidato López Obrador, luego presidente, que ella, como buena alumna de las de antes, ha memorizado y repite de manera mecánica.

 

En esa visión del pasado nadie se salva, y como no hay ningún matiz, implica a personas, entre otras, como los jefes de gobierno de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas y Marcelo Ebrard.

 

El "ahora" que es el tiempo de López Obrador, su mentor, él y los políticos a cargo del actual gobierno, ella entre ellos, son honrados, capaces y amigos del pueblo.

 

Todo lo hacen bien, no tienen errores y son los artífices de una transformación del país, que ellos llaman la cuarta, que no tiene parangón en la historia moderna. Es un caso incluso único en el mundo.

 

El "después" lo representa ella, que es la única garantía de que lo que llaman la cuarta transformación, que implica, entre otras cosas, la militarización y el centralismo, siga adelante.

 

La condición de que continúe el proyecto que inició López Obrador es que Morena, ella a la cabeza, gane la elección. De no ser así se volvería al "antes".

 

Los tres elementos (pasado, presente y futuro) de la narrativa del mensaje político electoral funcionan bien, es una estructura lógica sencilla y fácil de entender con una enorme carga ideológica.

 

Quien diseñó la estrategia de comunicación, tal vez el mismo presidente, dueño de Morena y artífice de la candidatura de Sheinbaum, ha construido una poderosa narrativa para los suyos.

 

La alta carga ideológica de este mensaje provoca la reacción inmediata en contra de los que no son afines al grupo en el poder, pero es muy atractivo, da sentido, a los simpatizantes del proyecto que enarbola la candidata.

 

Es ciertamente una narrativa maniquea construida a partir de una leyenda negra, versión falsa de la historia de México, como es la de López Obrador, que técnicamente está bien conceptualizada y realizada.

 

Y todo indica, están ahí las encuestas electorales que merecen credibilidad, que tiene un impacto positivo en los públicos a los que está dirigida, el voto duro y los simpatizantes de lo que llaman la 4T.

 

@RubenAguilar