En noviembre de 2022, El Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica, en colaboración con la encuestadora Altica, realizó un estudio a nivel nacional sobre lo que piensa la ciudadanía sobre lo que hoy debe o no hacer el Ejército y los militares.
El instituto es una consultora en campañas electorales y comunicación estratégica, constituida hace más de 20 años, que entre otras actividades ha realizado catorce campañas electorales presidenciales en México y otros países de América Latina, entre ellos Ecuador, Panamá, Chile y Guatemala.
La consultora me autorizó a publicar los datos de la investigación privada que parte de 5000 entrevistas con levantamiento digital en las 32 entidades federativas. Se utilizó un cuestionario estructurado y programado en la plataforma propia de Altica. El índice de confianza estadística es del 95 %.
El estudio se hizo para ubicar la percepción ciudadana sobre el Ejército de cara a las campañas electorales. La encuesta registra las respuestas en relación a la simpatía que el encuestado tiene con la 4T y la Alianza; también contempla a los indecisos. |
Ilustración: Estelí Meza
A nivel general, el resultado de las preguntas sobre si el Ejército debe participar en distintas actividades, el resultado es el siguiente:
El estudio dividió en cinco sectores a la población encuestada: duros de la 4T; blandos de la 4T; indecisos; duros de la Alianza y blandos de la Alianza. En las tres primeras preguntas no hay diferencias en las respuestas de los cinco grupos. Todos, por una gran mayoría, aprueban que el Ejército intervenga en casos de desastre, frente a una intervención militar extranjera y para combatir al crimen organizado. En los siguientes ocho temas sí influye de manera decisiva la militancia que se tenga en la respuesta:
El estudio muestra con claridad que en la sociedad mexicana hay consenso, sin importar las simpatías políticas, en que el Ejército actúe en casos de desastres, de una intervención extranjera y en contra del crimen organizado. Tareas que a lo largo de décadas han sido las propias del Ejército. Son parte de su identidad, que se ha construido a partir de estas responsabilidades reconocidas por la sociedad en general.
López Obrador al asumir su cargo como presidente de la República y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ha dado nuevas tareas al Ejército en el ámbito de la administración pública y también lo ha convertido en propietario de bienes como aeropuertos, líneas aéreas, líneas férreas, trenes y otras actividades empresariales. La encuesta revela que los simpatizantes de la 4T están de acuerdo, en un alto porcentaje, en que esto sea así. La oposición, en cambio, también en un alto porcentaje desaprueba radicalmente estas nuevas responsabilidades del Ejército.
Sobre la participación de los militares por cargos de elección popular en su mayoría los simpatizantes de la 4T y de la oposición están en desacuerdo, aunque en porcentaje muy distinto. Los duros que simpatizan con la oposición lo rechazan por arriba del 90 % y los blandos por arriba del 80 %. Y los duros y los blandos de la 4T lo rechazan por arriba del 40 % y lo aceptan por arriba del 20 %.
Es evidente que no hay consenso en la sociedad mexicana sobre la participación del Ejército como propietario y en la administración pública, su aceptación o no pasa por las simpatías políticas. Hay consenso en la sociedad mexicana de que los militares no deben participar por puestos de elección popular. De acuerdo a las simpatías políticas cambia el porcentaje del rechazo.
En las sociedades democráticas, los ejércitos tienen altos niveles de aprobación y México no es la excepción. A partir del actual gobierno por decisión de su comandante en jefe, el Ejército ha asumido responsabilidades en la administración pública que antes no tenía y también se ha hecho propietario de bienes que gestiona como una empresa privada. Hay un sector muy significativo de la sociedad que no está de acuerdo con esto.
Ahora el Ejército, por lo mismo, está bajo la mirada de un sector de la sociedad que no admite lo que ahora hace. Es muy probable que quien no esté de acuerdo empiece a valorar al Ejército de manera más crítica y que, entonces, se vea afectada la imagen positiva que ha tenido en las últimas décadas. Habrá que ver. Un dato que apunta en esta dirección es su intervención ante los efectos del huracán Otis en Guerrero, donde han aparecido críticas que antes no se daban de la actuación del Ejército en este tipo de eventos. |