Rubén Aguilar Valenzuela 

El próximo 28 de octubre habrá elección de presidente en Bolivia. Evo Morales, el actual mandatario, se valió de una serie de artimañas legales, para pasar sobre la Constitución y presentarse una vez más como candidato. En los últimos 13 años se ha mantenido en la presidencia de su país.

Las encuestas de finales de julio señalan que Morales tiene el 37 % de la intención del voto y el historiador Carlos Mesa, de la coalición Comunidad Ciudadana (CC), su adversario más cercano, obtiene el 26 %.

En la legislación electoral boliviana se gana la presidencia en la primera vuelta si un candidato alcanza más del 40 % de los votos o una ventaja mayor al 10 % sobre el adversario más cercano.

Morales y su partido, Movimiento al Socialismo (MAS), hacen todo para ganar en la primera vuelta ya que distintos estudios muestran que de haber una segunda vuelta lo más probable es que ganaría Mesa, que ya fue presidente interino (2003-2005).

La lista de candidatos de Mesa al Congreso se compone de activistas de los derechos humanos y del medio ambiente y también intelectuales y académicos, todas personas con reconocimiento social.

Morales y MAS tienen en el campo su reserva electoral más grande donde Mesa es más débil. La fuerza de este último se ubica en las ciudades donde los electores están molestos con la gestión del actual presidente.

Hoy los sectores que votan en contra de Morales lo hacen por su señalado autoritarismo, ligado a una gestión radicalmente personalista, y también por los altos niveles de corrupción sobre todo en el sistema judicial.

La división de la oposición favorece a Morales. El candidato del partido Bolivia Dice, el senador Oscar Ortiz, tiene el 9 % de la intención del voto y el resto de los otros seis candidatos alcanzan el 3 %.

La ley electoral en Bolivia prohíbe que los candidatos, ya que están inscritos, renuncien a su postulación y solo admiten que puedan ser sustituidos. La oposición dice que esta medida está hecha, para evitar que se unan.

Y entre ellos hay acuerdo en que Morales, al que consideran como dictador, tiene a su favor al Tribunal Electoral, al que controla, y también que utiliza los recursos del gobierno en su campaña.

Para Carlos Toranzo, un reconocido analista político, estas elecciones son cruciales para el futuro de la democracia porque la victoria de Morales puede ser el "inicio del tránsito de un gobierno autoritario a otro de tipo dictatorial, pues el régimen del MAS sigue a pie juntillas lo que sucede en la Nicaragua de Ortega o la Venezuela de Maduro".

Y añade que en la actual situación la "victoria de la oposición, sería apenas un paso, en el inicio de la transición para la reconstrucción de la democracia debilitada y oscurecida por el régimen de Morales". Entre los analistas hay consenso en que Mesa debe de cambiar de estrategia para poder seguir creciendo en la intención del voto.

  @RubenAguilar