Rubén Aguilar Valenzuela
En 2009, la cineasta chilena Maite Alberdi comenzó a registrar la reunión donde participaba su abuela con el grupo de amigas del colegio.
Desde que terminaron la escuela cada mes se habían reunido a tomar el té y a platicar en casa de una de ellas. Esta práctica tenía 60 años.
La directora grabó esas reuniones durante cinco años, de 2009 a 2013, y de ese cuidadoso trabajo surge el documental La Once (Chile, 2014).
En Chile la once es el nombre que se le da a la hora del té o la merienda. Es el momento en que la familia y los amigos se reúnen para compartir y disfrutar los alimentos.
Alberdi, considera que la clave de la acogida que ha tenido el documental estriba en que las mujeres en su conversación "tocan temas universales y transversales" que nos son comunes a todos los seres humanos.
Ellas hablan, continua la directora, del amor, la amistad, la vejez y la muerte. Resulta atractivo "ver a estos personajes viejos haciendo y conversando cosas que uno no imaginaría".
Para lograr eso fue necesario que estas mujeres se olvidaran, o que no les importara, que ahí estaban las cámaras y que estaban siendo filmadas y grabadas.
La directora y el equipo nunca interactuaron con ellas pasara lo que pasara. La idea era que no estaban y que la reunión debía desarrollarse como siempre había sido por más de 60 años.
Con el tiempo lograron, fue una conquista, olvidarse de las cámaras. En los encuentros hablan de su vida, de sus conflictos matrimoniales, de la educación que recibieron y de su condición de viudas.
Y también de sexo, de política, de los nuevos tiempos y costumbres, de la nueva cultura, de los valores de los jóvenes de ahora. Lo hacen siempre de buen humor y entre risas.
Como toda conversación entre amigos con facilidad pasan, sin más, de un tema a otro. Una de ellas utiliza la letra de canciones, para subrayar lo que quiere decir.
La frescura y veracidad de su conversación convierte al documental en un testimonio de vida y al mismo tiempo, sin proponérselo, resulta un trabajo antropológico de primer orden.
Hay un especial cuidado en registrar los detalles de la mesa, de la vajilla y de los alimentos. Siempre aparecen las trabajadoras del hogar que les sirven, que no son chilenas, sino peruanas o bolivianas.
Se retrata también, en primer plano, ciertas costumbres como el pintarse los labios, maquillarse durante la reunión o siempre iniciar el encuentro con una oración y agradecimiento a Dios.
De un año a otro, el grupo se reduce porque alguna ha muerto. Son mujeres que rondan en los ochenta años. En la última reunión a la mesa ya solo están cuatro.
El documental es un trabajo que cautiva e impresiona. Uno se identifica con esas mujeres que han vivido un largo tiempo y nos comparten su experiencia, sus alegrías y dolores.
La directora, que dedica el documental a su abuela y a su madre, registra con su trabajo la historia de una generación con sus virtudes y contradicciones.
El documental es un canto a la vida y un homenaje a la amistad y la solidaridad entre las mujeres. Es también un reconocimiento a las personas ya mayores.
Maite Alberdi por este trabajo ha ganado diez premios internacionales entre ellos: Del Público del Festival de Biarritz; Mejor Documental Iberoamericano del festival de Guadalajara; Mejor Dirección Femenina AWFJ (Aliance of Woman Film Journalists, NY, USA) y Mejor película DocsBarcelona.
Se puede ver en Netflix.
La Once
Título original: La once
Producción: Chile, 2014
Dirección: Maite Alberdi
Guión: Maite Alberdi
Fotografía: Pablo Valdés
Música: José Miguel Tobar
Intervenciones: María Teresa Muñoz, Alicia Pérez, Angélica Charpentier, Juanita Vásquez, Ximena Calderón, Nina Chicarelli, Manuela Rodríguez, Ines Krisch y Gema Droguett.


