Rubén Aguilar Valenzuela
El pasado mayo se dio a conocer el informe Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), auspiciada por la ONU en la que participaron 145 científicos de 50 países con el apoyo de 310 especialistas.

El estudio plantea que están en peligro de extinción un millón de las ocho millones de especies animales y vegetales que ahora existen en el planeta.

Esta pérdida podría ocurrir en las próximas décadas de no tomarse medidas realmente efectivas y con carácter de urgente. El documento asegura que estamos frente a un "declive sin precedente" en la historia de la humanidad.

"Los ecosistemas, las especies, la población salvaje, las variedades locales y las razas del planeta y animales domésticos se están reduciendo, deteriorando o desapareciendo. La esencial e interconectada red de vida en la Tierra se retrae y cada vez está más desgastada", asegura uno de los autores del informe.

El documento identifica y, por primera vez, clasifica los cinco principales impulsores directos de las transformaciones de la naturaleza. En los últimos 50 años son los que las han acelerado. Y son:

  1. Los cambios en el uso de la tierra y el mar. Por la acción humana se han visto alterados significativamente el 75% del medio ambiente terrestre y el 66% del marino.
  2. La explotación de organismos. Ya en 2015 el 33% de los recursos pesqueros marinos eran explotados en niveles insostenibles.
  3. El cambio climático. Desde 1980 se han duplicado las emisiones de gas de efecto invernadero. Esto ha
  4. provocado un aumento global de la temperatura del 0.7 grados.
  5. La contaminación. Desde 1980 se ha multiplicado por diez la polución plástica.
  6. Las especies invasoras. Desde 1970 han aumentado en un 70% en al menos 21 países. 

 

El informe, de 1,500 páginas, plantea que el impacto no es solo medio ambiental, sino que amenaza el cumplimiento de buena parte de los objetivos del desarrollo sostenible fijados por la ONU y también a la economía y el desarrollo social.

Los científicos sostienen que golpear a la naturaleza necesariamente frena la lucha contra la pobreza, el hambre y también obstaculiza los avances en materia de salud.

La posibilidad de revertir las cosas es "transformar nuestro modelo de desarrollo" en todos sus niveles y que los ciudadanos cambien sus actuales hábitos de consumo, asegura el texto.

Twitter: @RubenAguilar