Rubén Aguilar Valenzuela

El Opus Dei, lo funda en 1928 el ahora santo Josemaría Escrivá de Balaguer. Es una organización que cuenta con 2,096 sacerdotes, 90,805 miembros laicos y está presente en 60 países.
 
La historia y desarrollo de esta organización está ligada de manera particular con el gobierno del dictador Francisco Franco en España, al fin de la Guerra Civil. Se han publicado muchos estudios sobre esta relación.
 
El papa Juan Pablo II, ahora también santo, al iniciar su pontificado (1978-2005) convirtió al Opus Dei en aliado estratégico en su proyecto y les otorgó una serie de privilegios.
 
Dentro del proceso de renovación de la Iglesia, el papa Francisco ha eliminado estas concesiones excepcionales. El jueves cuatro de agosto entró en vigor el documento papal Ad charisma tuendum (Para tutelar el carisma).
 
En este texto se establece que en adelante quien dirige al Opus Dei ya "no será distinguido" con el cargo de obispo y no podrá ostentar ni el anillo ni las vestiduras episcopales.
 
Esto, señala el papa, para que la forma de gobierno del Opus Dei esté "basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica".
 
De ahora en adelante, como siempre debió haber sido, la institución pasará a rendir cuentas al Dicasterio del Clero. Esta entidad será la encargada de evaluar al Opus Dei.
 
A quien también toca resolver "las cuestiones que en cada caso corresponda afrontar", como la formación de sus sacerdotes, y también "eventuales controversias".
 
Ahora, la institución tendrá que presentar un informe anual ante este dicasterio sobre su situación y el "desarrollo de su trabajo apostólico".
 
Por acuerdo del papa Juan Pablo II, la Obra, como también se le conoce, solo entregaba este documento cada cinco años a la Congregación para los obispos, organismo vaticano del que dependía.
 
El documento papal también señala, es uno de los más importantes temas, que los estatutos del Opus Dei "serán convenientemente adaptados", a través de propuestas de la propia institución, pero que deberán ser aprobados por la Santa Sede.
 
Para ubicar la importancia del paso dado por el papa Francisco es necesario decir que hasta ahora el Opus Dei, dentro de la estructura de la Iglesia, era una prelatura personal.
 
Esto implicaba que la institución era dirigida por un prelado y no estaba circunscrita a un territorio determinado, como las diócesis, ni tampoco bajo la autoridad de ningún obispo.
 
Esta condición única y excepcional en la Iglesia, se las otorgó el papa Juan Pablo II en 1982 a través de la constitución apostólica Ut sit (Para que sea).
 
Decisión que en su momento fue polémica y rechazada por muchos obispos no solo en España sino también en otras regiones del mundo.
 
El Opus Dei en diversas ocasiones ha sido acusado por algunos de quienes pertenecieron a la institución de que los superiores utilizaban métodos coercitivos.
 
Señalan también que se movían en un entorno de secreto y sectarismo. Al Opus Dei se le identifica con las posiciones más conservadoras de Juan Pablo II. Siempre hubo una relación estrecha entre su pontificado y la Obra.
 
El sacerdote Fernando Ocáriz Braña, quien ahora dirige al Opus Dei, reaccionó de inmediato al documento papal diciendo que "aceptamos filialmente", lo que ahí se dice.
 
Es muy probable que en los próximos meses salgan a la luz muchos casos relacionados con la institución que estuvieron escondidos y fueron manejados en secreto.
 
Ahora hay una demanda en el Vaticano de un grupo de 43 mujeres de América del Sur que trabajaban para la Obra, que acusan a la institución por explotación y haberlas reducido a la servidumbre.

El Opus Dei ha creado una comisión por "una motivación moral y no jurídica", para investigar estas denuncias, aunque asegura que hasta ahora no ha sido notificado por el Vaticano.