Rubén Aguilar Valenzuela
López Obrador tiene un sacerdote católico que le es incondicional, el padre Alejandro Solalinde, que alguna vez ha llegado a decir que el presidente es un santo.
 
Y también a un pastor evangélico pentecostal, Arturo Farela Gutiérrez, quien de manera pública al inicio del gobierno dijo que en Palacio Nacional hacía oración con el presidente. Se han publicado fotos de los dos en la oficina presidencial.
 
El pastor Farela es presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y Evangélicas (Confraternice), una de las expresiones más conservadoras, incluso reaccionarias, del evangelismo.

Días atrás, Farela hizo declaraciones en contra de la Iglesia católica a la que acusó de "incendiar al país". Esto por los pronunciamientos de la Iglesia con relación a la violencia que impera en el país.
 
López Obrador reaccionó de manera muy violenta y visceral en contra la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Compañía de Jesús cuando cuestionaron su estrategia de seguridad.
 
Después bajo el tono de su crítica por el costo que le implicaba confrontarse con la Iglesia católica, pero no dejó el tema. Tengo elementos, para asegurar que López Obrador pidió a su amigo Farela abrir un frente contra la Iglesia católica.
 
En el guion que Palacio Nacional ha dado a Farela se dice que es de "muy mal gusto y francamente equivocadas" las críticas vertidas por sacerdotes y obispos de la Iglesia católica por la inseguridad que enfrenta el país.
 
Farela, en apego al guion, afirma que las críticas de los portavoces de la Iglesia católica "son sin fundamento, sin razones y sin argumentos. Con esto, podemos darnos cuenta de que la jerarquía católica no desea el bien de México, sino todo lo contrario: está tratando de incendiar al país".
 
Para el guía espiritual del presidente, en México, a pesar de la contundencia de los datos que dan cuenta de los trágicos niveles de violencia, "el país está en paz" y afirma con contundencia que "no hay violencia".
 
Asegura, es parte del guion, que: "El México de hoy es muy distinto, ahora es un país institucional que se ciñe al respeto del Estado de derecho. Por ello, debemos apoyar al presidente y dejar de hacerle esas críticas destructivas, hay que hacerlas pero de manera constructiva para ayudarlo".
 
Para el líder de la Confraternice en el actual gobierno no existen fallas o errores y tampoco no hay nada que cuestionarle al presidente.
 
A los voceros de la Iglesia católica los acusa de irracionales al afirmar que "en un país democrático debe haber crítica fundamentada, reflexiva, analítica, pensante, pero no irracional".
 
En 1991, Farela, con otros pastores, estuvo con el presidente Salinas de Gortari (1988-1994), cuando éste les anunció, en una reunión privada, que venía un cambio en la Constitución, para reconocer la existencia oficial de las iglesias.
 
Farela y la Confraternice, con toda su fuerza, apoyaron abiertamente la candidatura de López Obrador en 2006, 2012 y 2018. El presidente, evangélico pentecostal, sigue orando con su pastor incondicional.
 
Es muy probable, que la campaña de Palacio Nacional no termine aquí y que Farela siga en el papel que ahora se le ha dado como golpeador a sueldo de la Iglesia católica. Ya veremos.