Rubén Aguilar Valenzuela
Al cumplirse 20 años de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos se han publicado libros y producido películas, documentales y series de televisión en línea de entender qué pasó, cómo pasó y cuáles fueron los errores y las consecuencias posteriores.

Uno de estos trabajos es Punto de inflexión: el 11-s y la lucha contra el terrorismo (Estados Unidos, 2021) serie documental de cinco capítulos, de una hora cada uno, dirigida por Brian Knappenberger, que se puede ver en Netflix. Algunos críticos especializados dicen que es lo mejor que se ha producido sobre este tema.

La serie reconstruye con rigor y precisión los hechos y las motivaciones de los distintos actores políticos implicados, para eso recurre a material de archivo inédito, al testimonio de sobrevivientes, a las grabaciones de los audios de los aviones, de las torres de control y de los organismos de seguridad. Hay entrevistas con algunos de los sobrevivientes.

Y también ofrece la mirada de políticos que participaron en la administración del presidente George W. Bush (unos críticos y otros a favor de la estrategia de la guerra), de periodistas, de analistas políticos y de académicos. A partir de estas visiones se presentan diversas posiciones políticas e ideológicas, para tratar de comprender los hechos y también la lógica política de las acciones emprendidas por el gobierno de Estados Unidos y la repercusión de estas en la vida de ese país y del mundo.

La línea del tiempo va de la invasión de la Unión Soviética a Afganistán en 1978 a la invasión y retirada de Estados Unidos en ese mismo país en 2021. Las dos potencias fueron derrotadas. En ese arco de tiempo de 42 años la serie arma un rompecabezas de miles de piezas, que presentan los hechos con material fílmico poco conocido o inédito en Estados Unidos, Afganistán, Pakistán e Irak. En ese tiempo y en ese espacio se movilizan los actores políticos. Sus decisiones afectan a millones de personas.

La historia que cuenta la serie documental es esta:

El 11 de septiembre de 2001 a las 8:46 el vuelo 11 de American Airlines se incrusta en la Torre Norte del World Trade Center de Manhattan, Nueva York. A las 9:03 el vuelo 175 de United se estrella contra la Torre Sur del mismo complejo. El vuelo 77 de American choca contra el Pentágono y en el vuelo 93 de United, que al parecer se dirigía al Capitolio, los pasajeros, que saben van a morir, se enfrentan a los terroristas y hacen que el avión caiga en el campo cerca de Pensilvania. En los distintos eventos mueren 2,997 personas.

Las Torres Gemelas del World Trade Center, el Pentágono y el Capitolio son símbolos inequívocos del poder de Occidente. El propósito del millonario saudí Osama Bin Laden y los suyos era claro: golpear desde las entrañas al país más poderoso de la tierra. Esa es la misión de los integrantes de Al Qaeda responsables de la misión. En ella participaron 19 elementos, 15 de ellos saudíes. Él desde las cuevas de Tora Bora en Afganistán proclama la victoria.
  
La paranoia y el antiterrorismo se instala en el centro de la agenda política interior y exterior del Estados Unidos a la cabeza del republicano George W. Bush. Se crea el Departamento de Seguridad Nacional, con el objetivo explícito de combatir el terrorismo. Se crea una nueva y descomunal e ineficaz burocracia. Se desata la islamofobia, todo islamista es un posible terrorista. Y también el descrédito de los países del Islam.
 
Las primeras investigaciones hacen evidente la falta de coordinación entre las agencias de seguridad de Estados Unidos. Algunas de ellas tenían información de los terroristas que participaron en los atentados, pero nunca intercambiaron lo que sabían y tampoco dieron mayor importancia a los datos con los que contaban.

Después del atentado los aparatos de seguridad de Estados Unidos se dedican a la búsqueda de Bin Laden, el autor intelectual de los hechos. En 2011, en el gobierno del presidente Obama, diez años después de los acontecimientos, un comando de las fuerzas de élite de la Armada de Estados Unidos lo abate en una operación secreta en Abbotabad, Pakistán, donde se escondía.

En 1978, la Unión Soviética invade Afganistán en apoyo del gobierno socialista que ya en el poder sufre un golpe de Estado. El Ejército Rojo se enfrenta a los muyahidines, guerrilleros islámicos que no aceptan el socialismo. En el marco de la Guerra Fría Estados Unidos y otros países apoyan a los guerrilleros. La guerra se prolonga hasta 1989 cuando las tropas soviéticas salen del país cargando con la derrota, pero algunas acciones militares continúan hasta 1992 cuando deja de existir la Unión Soviética. Los islamistas se hacen del poder.
   
El presidente Bush toma la decisión de que Estados Unidos invada Afganistán en 2001, bajo el argumento de que el gobierno afgano protegía a las fuerzas de Al Qaeda y a otros grupos terroristas. Era cierto que había dado asilo a Bin Laden. Todavía Trump en el poder negocia la retirada del Ejército de Estados Unidos, para agosto de 2021. Al presidente Biden toca operar ese acuerdo. En la serie diversos políticos y estudiosos del tema plantean que las autoridades estadounidenses nunca tuvieron una estrategia, para su presencia en ese país.

En el marco de la lucha contra el islam, el gobierno de Bush inventa que Irak tiene armas de destrucción masiva. A sus aliados y a la prensa muestran pruebas falsas en su propósito de justificar la invasión a ese país y sumar a algunos aliados a una guerra que el gobierno de Estados Unidos quiere dar en razón de sus oscuros intereses políticos. En 2003 penetran en Irak y derrocan y asesinan a Sadam Hussein, el dictador iraquí. Ahí permanecen hasta 2011 y dejan un destare económico, político y social que al día de hoy los distintos gobiernos iraquíes no han podido arreglar. En la serie analistas políticos y estudiosos del tema ofrecen información sólida para probar las mentiras del gobierno de Bush. Aquí vale la pena recordar que Bush presionó al presidente Vicente Fox, para que apoyara la guerra. Éste resistió el embate y México no se sumó a lo que quería el estadounidense.

La serie muestra como Estados Unidos violó los derechos humanos, los sigue haciendo, en la base de Guantánamo en Cuba, y también da cuenta de las torturas del Ejército estadounidense en la cárcel de Abu Ghraib en Irak. Documenta muy bien, a través de entrevistas con especialistas, cómo el gobierno estadounidense recurrió a nuevos y más violentos métodos de tortura, supuestamente infalibles, para obtener la información que el gobierno requería en su lucha contra los islamistas. El proyecto que costó cientos de millones de dólares fue un fracaso. Por esa vía no obtuvo ninguna información relevante.

En la serie se muestran evidencias claras de cómo el gobierno estadounidense, bajo supuestas razones de seguridad nacional, violentó una y otra vez la ley y escondió información que en su momento debió haber conocido la sociedad de Estados Unidos. Ahora la serie ofrece esa información. El trabajo del director Brian Knappenberger es notable. Es una gran serie. Con información de una contundencia que es imposible rebatir. Da cuenta de los errores y los crímenes del gobierno de Estados Unidos en particular durante el periodo de George W Bush.

De la serie la crítica especializada planta que es el mejor documental que se ha hecho sobre los sucesos del 11-S y la guerra contra el terrorismo. Reconstruye, como nadie, lo que ocurrió el 11-S. Es notable la calidad de los testimonios caracterizados por la franqueza. Y también la fuerza de las opiniones y puntos de vista de los analistas y especialistas sobre el tema. Dicen que describe muy bien cómo funcionó la política de Estados Unidos. No se la pierdan.
 
Punto de inflexión    
Título original: Turning Point: 9/11 and the War on Terror
Producción: Estados Unidos, 2021

Creador: Brian Knappenberger
Dirección: Brian Knappenberger
Guion: Brian Knappenberger
Fotografía: Material de archivo
Actuación: Personas entrevistadas