Rubén Aguilar Valenzuela 
En la Ciudad de México, con nueve millones de habitantes, existe escasez de ambulancias oficiales y por eso desde hace décadas ha surgido un sistema informal paralelo, para cubrir la demanda.

Son paramédicos empíricos que tienen sus propias ambulancias escasamente equipadas y sin licencia que actúan en acuerdo con la policía y en contubernio con pequeños hospitales privados.

El documental Familia de medianoche (México-Estado Estados Unidos, 2019) del director Luke Lorentzen da cuenta de esta realidad al dar seguimiento al trabajo de la familia Ochoa que tiene su propia ambulancia y vive de ella.

Fernando Ochoa, cabeza de la familia, trabajó en la Cruz Roja antes de comenzar su propio negocio con sus hijos Fernando, Juan y su amigo Manuel Hernández. En ocasiones Josué, el hijo menor que es estudiante de primaria, los acompaña en sus travesías nocturnas.

La idea del documental surgió en 2015, cuando Lorentzen frente a su casa se encontró con la ambulancia de los Ochoa. Dice que en la primera noche con ellos "vi este submundo increíble, trágico, absurdo de ambulancias privadas que están llegando a accidentes que el gobierno no está llegando''.

De acuerdo al director el gobierno en la Ciudad de México cuenta con 45 ambulancias mientas que en Londres, con una población semejante, hay 1,100. Este déficit es el que explica el surgimiento del servicio paralelo.

La mayoría de los accidentes ocurren por la madrugada cuando muchos conductores borrachos intentan regresar a sus casas.

En tres años Lorentzen filmó 1,000 accidentes en las calles de la Ciudad de México.

Es cuando la familia Ochoa se traslada a donde han ocurrido estos hechos. A veces en competencia con otras ambulancias que también van al mismo lugar. En sus traslados tienen que lidiar con el intenso tráfico de la ciudad.

También se enfrentan a la policía que les pide sobornos, para poder seguir operando bajo la amenaza de multarlos o llevarlos al corralón. Es un gasto que está contemplado en sus presupuestos.

A los heridos los pueden trasladar a los hospitales públicos, pero siempre con el argumento de que están llenos los convencen de mejor conducirlos a uno privado. Aquí les dan una comisión por llevarles un cliente. Éste es su mayor ingreso.

Los Ochoa como otros que realizan el mismo trabajo en ocasiones tienen mucha dificultad, para cobrar sus servicios. Los heridos o sus familias se niegan a pagar. En estos casos tienen que prestar el servicio de manera gratuita.

El documental muestra la realidad y no ofrece juicios de valor. Los Ochoa viven de su trabajo, pero también son generosos y solidarios. Siempre atentos con las personas a las que recogen en los muy diversos tipos de accidentes.

Para el director el trabajo que realizan estas ambulancias cubre una necesidad que no atiende el gobierno. En el documental Juan Ochoa plantea que le gustaría una noche sin las ambulancias privadas, para mostrar la falta que hacen.

Lorentzen dice: "lo que quiero mostrar es qué pasa cuando pones una buena familia que quiere ayudar dentro de un sistema muy roto. El menú de decisiones que tienen es limitado y tienen que hacer cosas que en otra vida no harían''.

El documental se exhibió en festivales internacionales de cine. En el Festival de Cine de Guadalajara ganó el premio como Mejor largometraje mexicano y Mejor dirección (Lorentzen) y en el Festival Internacional de Cine Guanajuato como Mejor documental mexicano.    

Familia de medianoche
Título original: Familia de medianoche / Midnight Family
Producción: México - Estados Unidos, 2019

Dirección: Luke Lorentzen 
Guion: Luke Lorentzen 
Fotografía: Luke Lorentzen 
Música: Leonardo Heiblum, Jacobo Lieberman, Alexis Ruiz y Andrés Sánchez.
Actuación: Los integrantes de la familia Ochoa que manejan la ambulancia.