Rubén Aguilar Valenzuela
La palabra "Salmo" proviene del griego que significa "tocar un instrumento de cuerdas", y en su origen se usó para designar los cantos acompañados por ese instrumento. Se compone de cinco libros que forman parte del Tanaj judío y del Antiguo Testamento cristiano.

Los salmos tienen su origen en la recopilación de los cánticos del Templo de Jerusalén. La tradición propuso que el rey David había fijado las normas de esta liturgia y le atribuyó un gran número de salmos, al igual que a Salomón los libros de la Sabiduría.

El texto es producto de siglos de construcción con obras de muy diversos autores. El canon está construido hacia finales del siglo III a.C. La numeración de los salmos es diferente en la Biblia hebrea que en la griega. En el Antiguo Testamento cristiano se presentan 150 salmos.

Es una tradición que inició años después del Exilio de Babilonia, tiempo en el que era común entre los judíos poner bajo el nombre de una gran personalidad todos los escritos pertenecientes a un mismo género.

Los géneros de los Salmos son: a) Salmos de alabanza (himnos), cánticos, para alabar a Dios; b) Salmos de súplica, que son un ruego personal a Dios ante la desgracia; c) Salmos de acción de gracia, que son manifestaciones de gratitud a Dios; d) Salmos reales, algunos hablan sobre la realiza divina y otros sobre el rey de Israel; e) Salmos didácticos y  Salmos de sabiduría, destinados a la enseñanza.

Las poesías de estilo salmódico es muy rica en las tradiciones de la literatura sumeria, asiria, babilónica y también egipcia. En estas culturas se empleaban sobre todo salmos en forma de himnos o lamentaciones.

Los salmos en la poesía hebrea se caracterizan porque las ideas se fijan con pocas palabras, ​y se dejan implícitas muchas otras relaciones.

La crítica textual ha intentado descubrir las influencias dentro de los salmos para poder ofrecer algún dato, aunque sea mínimo, sobre sus posibles autores y del período dentro del desarrollo religioso en Israel.

La temática del Libro de los Salmos es muy variada, pero Dios es el principal interlocutor de todos los salmos, en especial de los himnos, se alaba a un Dios grande y omnipotente, pero al mismo tiempo misericordioso.

Los salmistas subrayan que se debe tener una confianza absoluta en Dios y todo lo que se pida será concedido. Está también presente la idea de la presencia permanente de Dios.

Se hace mención frecuente a temas como la fidelidad a Dios, seguir el camino trazado por Dios, venerar la palabra del Señor, comportarse como lo ordena la ley, la invitación a ser humildes y la petición de que Dios intervenga.

Salmos
Biblia de América
PPC Editorial
Madrid, 2013