Rubén Aguilar Valenzuela 
Narendra Damodardas Modi (1950) es primer ministro de la India desde mayo de 2014, tras la victoria del partido nacionalista Bharatiya Janata Party (BJP), al que pertenece desde joven.

Su lengua materna es el guyaratí. Se casó a los 18 años en un matrimonio arreglado que duró cuatro años. A partir de entonces es célibe. Estudió ciencias políticas en la Universidad de Delhí y una maestría en la Universidad de Gujarat.

Se formó políticamente en el nacionalismo de derecha radical que promovía la Hindutva (supremacismo hindú). En 2001 gana las elecciones y se convierte en gobernante de Gujarat, estado de mayoría hindú con solo un 10% de musulmanes. En el cargo permanece hasta 2014.

En 2002 ahí tuvo lugar la persecución contra los musulmanes que cobró más de 2,000 vidas. Se acusó a Modi de condescendencia frente a la agresión de sus correligionarios hindúes. Esto provocó la condena de la Unión Europea y Estados Unidos, que le negaron la visa.

Desde que gobernó su provincia natal dejó ver su talante populista con el impulso de un gobierno nacionalista y proteccionista, que sostuvo bajo la ideología de un mítico pasado hindú, pero al mismo tiempo promovió la modernización económica.

A partir de entonces la intelectualidad secular, lo sigue haciendo ahora, ha dicho que mantiene una agenda sectaria y de intolerancia religiosa, con leyes discriminatorias en favor de los hindúes.
 
Se le acusa, como a otros populistas, de la concentración de poder en sus manos. Se dice que desde el Poder Ejecutivo controla al Poder Legislativo. Y que se desempeña como un presidente y no como un primer ministro. Se le acusa de autócrata.
 
Lo que más se le critica es que su gobierno ha erosionado los principios fundacionales de la India independiente (1947), plasmados en la Constitución de 1950, que se plantea como una nación para todos los indios.
 
En las elecciones de 2019 arrasó. En torno a su persona aglutinó a las más diversas fuerzas políticas. Es un líder carismático, que impulsa una economía de mercado endulzada por los valores espirituales de un hinduismo soft.
 
Con esta victoria se abre una nueva etapa en la historia política de la India. La de la hegemonía del nacionalismo hindú que propone el partido del primer ministro.
 
Esta creación, la modidad como se le conoce, ha reemplazado al espíritu de la supremacía hindú y la hinduidad beligerante, para llevar a cabo una transformación que atempera el radicalismo.
 
En su primer mandato no resolvió los problemas más urgentes e importantes, pero adoptó medidas dirigidas a cubrir los déficits básicos de la población más pobre, como instalar baños en las aldeas y facilitar la apertura de cuentas bancarias.
 
Programas que no habían sido contemplados por gobiernos anteriores, que lo han relacionado con los sectores más pobres de la población, que agradecen lo que Modi les da.