Rubén Aguilar Valenzuela  
Justine o los infortunios de la virtud de Donatien-Alphonse-François de Sade (París, 1740 - Charenton, 1814), conocido en el mundo de la literatura como el marqués de Sade, fue escrita originalmente en 1787 durante una de sus estancias en la cárcel de La Bastilla.

En 1791, ya fuera de la prisión, escribe una nueva versión donde hay diferencias notables con la primera aunque la estructura es la misma. Se encuentra un mayor desarrollo de todas las historias. Esta es la versión definitiva. En vida de Sade la obra tuvo una gran difusión, se imprimieron seis ediciones en diez años.

La novela circuló clandestinamente durante todo el siglo XIX. Los críticos reconocen su influencia en autores como Flaubert, Dostoievski y Baudelaire. A principios del siglo XX Apollinaire publica L'œuvre du Marquis de Sade y los surrealistas rescatan su memoria. A partir de entones numerosos autores se han interesado por su obra; pero es hasta mediados de siglo XX que se normaliza su publicación.

Sade a su esposa Constance le dice que el objetivo de la obra es presentar "al Vicio triunfante y a la Virtud como víctima de sus sacrificios; a una desgraciada vagando de desventura en desventura cual juguete en manos de la maldad, entregada a todos los desenfrenos, al albur de los gustos más bárbaros y más monstruosos, aturdida por los sofismas más atrevidos y más perversos, presa de las seducciones más hábiles, de las sumisiones más irresistibles; (...) con el único fin de obtener de todo ello una de las más sublimes lecciones de moral que el hombre haya recibido jamás: era, habrá de convenir, alcanzar el objetivo por un camino hasta ahora jamás hollado por él".

Desde un inicio la publicación de Justine supuso un gran escándalo y provocó todo tipo de críticas. La obra se edita de manera clandestina y Sade siempre negó su autoría. Esta novela, con todo, fue la principal causa por la que se le encierra de por vida en el manicomio de Charenton.

En la obra, Justine y su hermana Juliette, a la muerte de sus padres, deben encontrar una manera de vivir. Juliette, asume el camino del vicio, mientras que Justine el de la virtud. En esta decisión, ella en lugar de recibir reconocimiento por su comportamiento, lo que encuentra es el imperio de la maldad y el vicio.

Los malvados que abusan de ella, por el contrario, son recompensados por la sociedad. La práctica de la virtud siempre resulta costosa mientras que la maldad y el vicio siempre toman ventaja en una sociedad cómplice y corrupta.

Veinte años después de su separación, las hermanas se encuentran, pero sin reconocerse. Juliette es la esposa de un importante personaje, y Justine está en un absoluto abandono camino a la cárcel. En una posada ella da testimonio a su hermana de la tragedia de su vida. Narra como, una y otra vez, su inclinación por la virtud siempre sucumbió a la maldad y el vicio.

Justine en primera persona cuenta, al detalle, todos sus sufrimientos, y al terminar su relato es reconocida por Juliette, su hermana, quien decide ayudarla. Ahora, por fin, está segura y puede hacer una nueva vida, pero un rayo la alcanza y muere.

Entonces Juliette, conmovida por la historia de su hermana, comprende la grandeza de la virtud y decide cambiar de vida e ingresar a un convento. El narrador concluye en el último párrafo del texto que, de alguna manera, la virtud de Justine ha de hallar su recompensa en el más allá.

En la novela, como en otras obras de Sade, hay dos niveles: De un lado escenas de violencia sexual explícita al extremo de la depravación y, del otro, las razones con las que los malvados justifican por qué es mejor el vicio que la virtud.

La obra es una crítica despiadada al poder político y religioso, pero también a las mujeres y los hombres que lo detentan. En ella aparece una sociedad corrompida por el vicio en el que las personas virtuosas son aplastadas, una y otra vez, por los amantes de la maldad.

Hay también una exposición detallada del cinismo en la argumentación de los poderosos, para justificar lo que hacen. Para violentar a los virtuosos a los que identifican como débiles. El símbolo de ese poder se expresa en el sexo no consentido, que asume niveles de violencia y depravación insospechados.

En 1967 se rodó en Italia la primera película inspirada en el libro, Justine ovvero le disaveventure della virtú, dirigida que por Jesús Franco, con Klaus Kinski y Romina Power como figuras principales. Después ha habido otras.

Justine o los infortunios de la virtud
Marqués de Sade
Tusquets Editores 
México, 2008
pp. 344

Versión original: Justine ou Les malheurs de la vertu (1791).     Traducción del francés al español de Manuel Manzanares.