Rubén Aguilar Valenzuela
San Francisco de Asís utilizaba con frecuencia la frase Fratelli Tutti (Hermanos todos) y es el nombre que el papa Francisco ha puesto a su tercera encíclica que lleva como subtítulo Sobre la fraternidad y la amistad social (Vaticano, 2020).
 
Para el papa es inspiración la figura del fundador de los franciscanos en el siglo XII. El documento lo firmó el pasado primero de octubre sobre la tumba de san Francisco en su natal Asís.

La encíclica se ubica en el contexto de la crisis del Covid-19 y propone lo que debería ser cada sociedad nacional y el sistema mundo después de la pandemia. Es un documento de análisis y de propuesta. Uno que ofrece horizonte e inspira.

Se presenta un diagnóstico de lo que según el papa no está funcionando a nivel económico, político y social en la dimensión personal, comunitaria, nacional e internacional. Ofrece una serie de propuestas ante esta problemática inspiradas en el Evangelio y otras fuentes humanistas.

Es una puesta al día del pensamiento social cristiano que en la  época moderna tiene su antecedente más sólido y acabado en la encíclica Rerum Novarum de Léon XIII publicada en 1891.

Se podría decir que la propuesta del papa es utópica, pero él sostiene que la fraternidad, tema central de la encíclica, es posible y que es la base indispensable para que el mundo cambie. Para eso se requiere que a nivel comunitario, nacional e internacional nos reconozcamos como hermanos.

Hay una crítica abierta al populismo y al neoliberalismo. Las propuestas que hace el papa se podrían inscribir en el marco de la social democracia o de un socialismo democrático.

Critica también a los nacionalismos cerrados, egoístas y excluyentes, a las potencias hegemónicas, a políticos que manipulan e indoctrinan a la población y a todos los que depredan la naturaleza.

Habla sobre el derecho de los migrantes a buscar una vida mejor y al derecho que tienen los indígenas de que se respeten su tierra, cultura y costumbres. Habla también de los derechos de las mujeres.

Ofrece su concepción del pueblo que ciertamente no coincide con la de los actuales populistas de izquierda y de derecha. Plantea la necesidad urgente de acabar con la pobreza que ahora padecen millones de personas.

En la encíclica dialoga con el imán Ahmad Al-Tayyeb con quien se encontró en 2019. A él se le considera como la máxima autoridad islámica suní que es la mayoritaria.

Él, en El Cairo, Egipto, está a cargo de la mezquita de al-Azhar y es rector de la Universidad de al-Azhar que se funda en el 975, dos siglos antes de las primeras universidades europeas.

La encíclica invita al diálogo ecuménico e interreligioso que lleven a la acción común en la construcción de un mundo más justo y fraterno.

El tono de la encíclica es muy personal y da lugar a la manera de expresarse del papa. Como la encíclica Laudato Si se aleja de las formas y el lenguaje clerical. La versión original se publicó en español.

La encíclica está llamada a provocar la discusión y grandes cambios en el pensamiento social de la Iglesia. Seguramente encontrará resistencia en los sectores más conservadores de la institución, pero también aceptación en el sector mayoritario y simpatía entre amplios sectores de las otras iglesias y de los no creyentes.

Fratelli Tutti
Papa Francisco
Vaticano, 2020
pp. 127