Rubén Aguilar Valenzuela
 
En 2019 fueron asesinados 18 defensores del medio ambiente en México, de acuerdo al informe Defender el mañana de la organización ecologista Global Witness.

El país ocupa el cuarto lugar mundial con más ecologistas asesinados. Antes están Colombia con 64; Filipinas 43 y Brasil con 24. Después vienen Honduras con 14; Guatemala con 12 y Venezuela con ocho.

El total mundial son 212 cantidad mayor a la de 2018 y América Latina se constituye como la región con el mayor número de asesinatos.

Concentra más de dos tercios de los crímenes de todo el mundo. De los siete países más peligrosos para defender la tierra, seis son latinoamericanos.

En la región más de la mitad de los asesinatos están relacionados con comunidades que defienden sus tierras frente a los intereses de las grandes mineras.

A nivel mundial la agroindustria, el petróleo, el gas y la minería son las más importantes fuentes de conflicto que conduce al asesinato de los defensores del medio ambiente.

Estas son también las áreas de la actividad industrial que más propician el cambio climático a través de la deforestación y el aumento de las emisiones de carbono.

El estudio revela que en el mundo más de un tercio de los asesinatos están dirigidos contra líderes ecologistas indígenas. Las comunidades originales tienen una particular habilidad para combatir la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad.

Y también que "las tierras gestionadas por indígenas tienen menores tasas de deforestación y mejores resultados de conservación que aquellas zonas de protección que excluyen a los pueblos indígenas".


En México sigue sin aclararse el caso del asesinato de Samir Flores, que tuvo lugar el 20 de febrero, días antes de que se realizara una consulta, al margen de lo que establece la ley, organizada por el presidente López Obrador.

De su muerte las organizaciones indígenas culpan directamente al gobierno. Siguen esperando los resultados de la investigación de las autoridades que lleve a dar con los culpables.

Flores vivía en Almilcingo, Estado de Morelos, y en su programa en una radio comunitaria se oponía abiertamente a la construcción de una termoeléctrica en Yecapixtla y un gasoducto de 160 kilómetros.

El Tren Maya, en la Península de Yucatán, que se construye al margen de las normas ambientales del país, ha recibido la crítica mayoritaria de las comunidades indígenas por donde habrá de pasar.

Hasta la fecha todavía no ha habido ningún acto violento en contra de los líderes comunitarios que se oponen a su construcción, pero es algo que no debe descartarse. Hay que dar seguimiento a lo que ahí pueda ocurrir.