Rubén Aguilar Valenzuela 
En el tema de la seguridad el país enfrenta una situación caracterizada por: Un Estado débil e incapaz; un crimen organizado fuerte y violento y una sociedad atemorizada y permisiva, plantea Guillermo Valdés Castellanos, quien fue director del CISEN en el gobierno del presidente Calderón.

Ahora, la violencia se caracteriza por: El enfrentamiento entre dos grandes cárteles (Pacífico y CJNG); la presencia de 240 organizaciones criminales a nivel regional y la multiplicación y diversificación de la actividad delictiva.

A esto se debe añadir dos nuevas realidades: No existe relación alguna entre los niveles de violencia y la renta del negocio y la presencia de lo que llama las "violencias desprendidas". La violencia se aparta del motivo original y adquiere otro significado (venganzas familiares).

Para él son cinco los elementos que debe contemplar la estrategia de seguridad: 1) Fortalecimiento institucional; 2) Reducción de la inseguridad; 3) Prevención del delito y la violencia; 4) Reconstrucción del tejido social; 5) Cooperación internacional.

Valdés Castellanos, quien escribió Historia del Narcotráfico en México (2012), analiza, desde el esquema que propone, el desarrollo de la estrategia del actual gobierno en materia de seguridad.

1) Fortalecimiento institucional. Se cancela el esfuerzo de profesionalización de las policías que ya tenía doce años. A la Guardia Nacional, ahora ocupada en múltiples tareas, se le deje el trabajo de policía. Es el Ejército con otro nombre.
2) Reducción de la inseguridad. La estrategia es "abrazo y no balazos". Las Fuerza Armadas tiene ordenes de solo reaccionar ante las bandas criminales, pero no tomar la iniciativa. Actúan bajo presión de Estados Unidos (detenciones).
3) Prevención del delito y la violencia. No hay nada. Solo los programas sociales. Hay serias dudas si están llegando.
4) Reconstrucción del tejido social. No se está haciendo nada. Hay reducción de presupuestos.
5) Cooperación internacional. Es fundamental, pero no hay nada. Todos se reduce a la investigación sobre el operativo Rápido y Furioso, que solo tiene fines políticos. Presión de Estados Unidos.

En la visión de Valdés Castellanos la importancia estratégica que un gobierno da a las políticas públicas se mide por el nivel de los recursos que se comprometen. En 2012, el último año de Calderón, a seguridad se destinaron 324,142 millones de pesos.

A la llegada del presidente Peña Nieto empieza la caída del presupuesto en seguridad y sigue con el presidente López Obrador. En 2020 se destinaron 271,625 millones de pesos. Equivale al 1.5 % del PIB cuando debería ser el 2.5 ó 3.0 %.

Quien dirigiera el CISEN asegura que el Ejército va a fracasar en terminar con la inseguridad y traer la paz y que sólo la construcción de policías estatales y municipales fuertes la puede garantizar.