Rubén Aguilar Valenzuela 
Amós era un pastor y cultivaba higos en Tecoa. Inicia su predicación profética en época del rey Jeroboam II (783-743 a.C.) en el reino del Norte, el de Israel, con capital en Samaria y Betel. Jerusalén era la capital del reino del sur, el de Judá, y en ese tiempo reinaba Ozías. Sus profecías se dan conocer entre el 829 y el 804 a.C. Un periodo de 26 años.

Nació en Judá, pero predica en Israel. Su mensaje molesta a los ricos, a las autoridades y a los sacerdotes del templo de Betel. Nunca acepta los intentos de soborno, para callarlo. Lo expulsan y regresa a Judá.

En la época de su predicción el reino de Israel, bajo Jeroboán II, goza de prosperidad y riqueza. Los ricos viven en un mundo de lujos y frivolidad. Es también una sociedad muy injusta que explota y hace sufrir a los pobres.

El libro tiene nueve capítulos y se divide en cuatro bloques: el juicio de las naciones limítrofes de Israel y del mismo Israel (capítulos 1 y 2); amonestaciones y amenazas a Israel (capítulos 3, 4, 5 y 6); las visiones (capítulos 7, 8, 9, 1-10), y las perspectivas de restauración (capítulos 9, 11-15).

Los especialistas piensan que el redactor final del texto al capítulo nueve le añade los cinco últimos versículos que abren la puerta a la esperanza. Así el libro no termina solo en la condena.

El mensaje teológico que trasmite el profeta, con rudeza y en un estilo directo, es de condena a la corrupción de las élites, a la injusticia social y al ritualismo ajeno al compromiso de vida. La denuncia del culto hipócrita. El Señor, por esa manera de vivir, los va a castigar. No tienen remedio. El último oráculo anuncia la restauración después del castigo.

Amós
Biblia de América
PPC Editorial
Madrid, 2013