Rubén Aguilar Valenzuela 
En el siglo VI a.C. Baruc colaboró con el profeta Jeremías. Era hijo de Neriyías y probablemente hermano de Saraías, principal chambelán del rey Sedecías. En 559 a.C., después de que Nabucodonosor toma Jerusalén y saquea el Templo, Baruc, como consta en el libro de Jeremías, escribió, bajo dictado de éste, el oráculo del profeta, donde predicen el regreso de los babilonios, y, a riesgo de su vida, lo leyó a los judíos. También escribió la segunda y más extensa edición de las profecías de Jeremías después de que éste fue quemado por el enfurecido rey Joaquín.

Estuvo presente cuando Jeremías compra la propiedad heredada de sus antepasados en Anatot. En 588 a.C., después de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo probablemente vivió durante un tiempo con Jeremías en Masfat. Sus enemigos le acusaron de haber influenciado al profeta para que aconsejara a los judíos que permanecieran en Judá en lugar de bajar a Egipto.

El libro fue escrito en el siglo II a.C., cuatrocientos años después de la muerte de Baruc. En la antigüedad era costumbre escribir obras con el nombre de un personaje importante, para dar más fuerza y autoridad al texto. El nombre de Baruc está asociado a otros escritos como el Apocalipsis de Baruc, que sólo se reconoce como libro inspirado por Dios en el canon griego.

La obra inicia con una introducción (Bar 1, 1-4) que establece el marco histórico del mismo. El texto se divide en tres partes: 1) Oración penitencial (Bar 1,15- 3,8), el pueblo reconoce su infidelidad ante Dios; 2) Elogio de la sabiduría (Bar 3,9-4,4), Dios responde a la penitencia del pueblo y señala a la sabiduría como el comino de la salvación; 3) Oración de restauración ( Bar 4,5-5,9), los lamentos y las súplicas del pueblo se dirigen a Dios, para que transforme a Jerusalén en el lugar donde se cumpla la esperanza.

Hay una gran diferencia literaria en cada una de las partes del texto lo que indica que en su origen son materiales diversos y que fueron unidos por un redactor en el siglo II a.C. con una clara finalidad litúrgica.

La Iglesia católica reconoce al libro de Baruc como canónico. Sobre eso hay referencias en Anastacio (367), Cirilo de Jerusalén (350) y Epifanio de Salamina (385 d.C.). El Concilio de Laodicea (364)​, el de Florencia (1442) y el de Trento  (1546) se pronuncian en ese sentido. Las iglesias del Reforma no lo admiten.
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En la versión de la Vulgata hay un capítulo seis del libro de Baruc, pero en la Septuaginta, primera traducción griega del Antiguo Testamento, aparece por separado como "Carta de Jeremías". Es así como se encuentra en muchas ediciones de la Biblia.

Es un texto del siglo II a.C. en época del judaísmo helénico. La obra original, según algunos especialistas, fue escrita en griego.

El tema central es dejar en claro que los ídolos no son Dios. Se advierte que la adoración de ídolos hechos de oro, plata, piedra y madera es faltar al pacto del pueblo con Dios. El estilo es irónico y burlesco.  

Baruc
Biblia de América
PPC Editorial
Madrid, 2013