Rubén Aguilar Valenzuela 
El presidente por decreto decidió suprimir 310 fideicomisos del sector público entre los que se encuentran 113 ligados a la actividad científica y cultural, tal como fue publicado el dos de abril en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

Con sus políticas, declaraciones, acciones y sobre todo por los recortes a los montos destinados a la ciencia y la cultura el presidente hace pensar que estas actividades no le interesan y por lo mismo no deben ser apoyadas como se requiere.

Entre esos fideicomisos se encuentra el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) creado en marzo de 1989, para propiciar la creación artística y a través de ella, enriquecer y conservar el patrimonio cultural del país.

El FONCA en los últimos 30 años ha sido una pieza fundamental de la política pública, para promover el desarrollo de la producción artística y así contribuir de modo sustantivo a las formación humana y cívica de los sujetos del desarrollo nacional.

La tarea del FONCA es invertir en los proyectos culturales profesionales que surgen en la comunidad artística y ofrecer fondos para que los creadores puedan desarrollar su trabajo sin restricciones, afirmando el ejercicio de las libertades de expresión y creación.

A través del FONCA, el Gobierno Federal ha generado estrategias sistemáticas de apoyo a la producción artística que han hecho posibles las condiciones de estabilidad que son indispensables para el desarrollo cultural nacional.

De modo semejante al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) del FONCA ha conseguido articular de un modo estable y renovador la producción artística de cientos de los artistas más prolíficos de todas las disciplinas.

Son integrantes del SNCA, entre otros muchos creadores eméritos, todos los que han recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes, cuya obra es ya patrimonio de los mexicanos.

El FONCA ha actualizado su acción sustantiva innovando sus programas, incrementando sus recursos y reformando sus procedimientos de selección, para responder a los nuevos retos y a la dinámica de los tiempos.

La creación artística en el país en los últimos 30 años no puede explicarse sin la existencia de los apoyos que genera este organismo público que depende de la Secretaría de Cultura.

Si el presidente no reconsidera, va a desaparecer de tajo el instrumento más eficaz de la acción cultural pública y estará hipotecando el futuro humanizador de toda la sociedad que es sujeto del derecho constitucional a la cultura.

Urge impedirlo antes de que sea tarde. El dilema en juego es cultura o barbarie.