El museo estaba cerrado y dijimos al guía, que nos acompañaba en la visita a las iglesias, que nos interesaba ver el museo, y entonces fue a buscar a la persona encargada y esta nos abrió. Es un museo pequeño y pobre en los objetos que se exhiben. Funciona más bien como una bodega para conservar lo que ahí se expone. La museografía es mala y también la iluminación. Solo algunos libros y pinturas tienen algún valor. El sitio merece un museo mejor.