Rubén Aguilar Valenzuela

El ensayista francés Christian Salomon (1951) plantea en La era del enfrentamiento (Península, 2019) que el debate agresivo y los fenómenos virales en redes sociales han sustituido la noción del storytelling (contar una historia).

"La inflación de historias arruinó la confianza en el relato y los narradores. Hoy vivimos rodeados de narradores no fiables", que sufren un descrédito generalizado afirma el ensayista en entrevista con Álex Vicente (El País, 11.11.19)

Esto ha provocado que ahora, para estar presente en los medios se exige la provocación y la transgresión. El debate político se ha "carnavalizado". Entre más agresivo más presencia mediática.

Para Salomon, el discurso de la campaña de Trump de 2016, que no tenía ninguna estructura narrativa, pero que le funcionó muy bien, abre una nueva etapa en la comunicación gubernamental.

"Los acontecimientos ya no se ordenan por secuencias o entregas. Se estructuran por la imprevisiblidad y lo chocante que resultan", asegura el francés.

El abuso del storytelling ha provocado una sobredosis en las audiencias. A esto se añade masas excesivamente crédulas, que saben "un mensaje es falso y, aun así, se concede el placer de creer en él. Fue una suspensión voluntaria de la incredulidad", dice el ensayista.

Vicent, siguiendo a Salomon, plantea que el storytelling "llevó la política al terreno de la teatralización, el entretenimiento y la irracionalidad de los afectos. Una vez ahí resultó imposible volver a cruzar la frontera en el sentido opuesto".

Que la conversación pública se haya trasladado a las redes sociales plantea nuevos tiempos. "En la década pasada, el ciclo informativo de 24 horas fue sustituido por el de 24 minutos. Ahora ya estamos en los 24 segundos. Ese acortamiento de los tiempos favorece el enfrentamiento", sostiene Salomon.

Confía que la aceleración extrema del modelo y el auge de los algoritmos se haga insostenible y eso va a provocar, primero un alto, y luego dar marcha atrás. El cambio que viene no pasa por la regulación del Estado.

Lo que se necesita es llegar al punto que "nos demos cuenta que resulta imposible comunicarnos". En su visión un primer indicador del proceso de involución es cuando se pasó de 140 a 240 caracteres en los tuits.

Vincent plantea una pregunta: "¿Tocará fondo esta tendencia en un mundo en el que, como señala el ensayista, expresarse ya se ha convertido en sinónimo de enfrentarse a los demás?".

El presidente López Obrador es un caso más, no el único, de los políticos que como Trump articulan su comunicación a partir de la provocación y la agresión.

En el caso de México la pregunta es si el presidente se mantendrá así todo el sexenio, a pesar de los costos que ya empieza a pagar, o tomará el camino de una comunicación racional ajena a la violencia y la confrontación. Ya lo veremos.