Rubén Aguilar Valenzuela 

La esencia del cristianismo (Editorial Guadarrama, Madrid, 1964) es una obra de Romano Guardini (Verona, Italia, 1885 - Munich, Alemania, 1968). Sacerdote y teólogo alemán.

 

Antes de la aparición de este libro con el mismo título en 1841 se publicó el texto de Ludwig Feuerbach (1804-1872) y en 1901 el de Adolf von Harnack (1851-1930).

 

Feuerbach en su libro plantea que el cristianismo no es la manifestación de un Dios que quiere salvar al hombre, sino la ilusión del hombre que sublima sus propias aspiraciones en la idea de Dios.

 

Y para Adolf von Harnack, historiador de la antigüedad cristiana y protestante liberal, el mandamiento del amor es la máxima expresión histórica del progreso interior humano.

 

La historia cristiana ha prestado demasiada atención a la doctrina sobre Dios o sobre Jesucristo, pero la esencia está en la realización del hombre interior en la justicia y la caridad.

 

En 1929, Guardini, desde 1923 profesor en la Universidad de Berlín de la cátedra de la Filosofía de la Religión, creada para él, publica La esencia del cristianismo en la revista Die Schildgenossen.

Después lo edita como un libro porque pensaba que podía servir de "introducción metódica", para sus otros libros sobre Cristo, especialmente La imagen de Jesús, El Cristo, en el Nuevo Testamento y El Señor.

 

En su obra parte del Jesús histórico y muestra su significado universal, que no puede reducirse a ninguna idea. Y afirma que Jesucristo, tal como fue y como es, es la esencia de la religión cristiana.

 

La argumentación la desarrolla en cuatro partes: I. El problema; II. A modo de diferenciación; III. La persona de Cristo y lo propio y esencialmente cristiano; IV. Resultado.

 

- El problema

 

"El cristianismo no es, en último término, ni una doctrina de la verdad ni una interpretación de la vida. Es eso también, pero nada de ello constituye su esencia nuclear. Su esencia está constituida por Jesús de Nazaret, por su existencia, su obra y su destino concretos; es decir, por una personalidad histórica". Estamos acostumbrados a someternos a normas o a leyes, pero aquí se trata de "reconocer a otra persona como ley suprema de toda la esfera religiosa".

 

- A Modo de diferenciación

 

Recuerda el caso de Buda, y también de los profetas de Israel: "El profeta como el apóstol son portadores del Mensaje, obreros en la gran obra, pero nada más" (...) "Por contraste con todo eso, se pone de manifiesto cuán fundamentalmente diferente es la posición de la persona de Jesús en el orden religioso proclamado por él".

 

- La persona de Cristo y lo propio y esencialmente cristiano

 

"La doctrina de Jesús es la doctrina del Padre. Pero no como en un profeta que recibe y da a conocer la revelación, sino en el sentido de que su punto de partida se halla en el Padre, pero, a la vez, también en Jesús". También la salvación se da en él y a través de él.

 

- Resultado

 

En este breve apartado concluye: "No hay ninguna doctrina, ninguna estructura fundamental de valores éticos, ninguna actitud religiosa ni ningún orden vital que pueda separarse de la persona de Cristo y del que, después, pueda decirse que es cristiano. Lo cristiano es Él mismo, lo que a través de Él llega al hombre y la relación que a través de Él puede mantener el hombre con Dios".

 

En 1939, el régimen nazi le suprime su cátedra en Berlín.  En 1945 es invitado a enseñar en la Universidad de Tubinga y, a partir de 1948, en la de Munich. Aquí permanece hasta 1962 cuando abandona su cátedra por problemas de salud.

 

Guardini dice que en 1905, experimentó un proceso de conversión, de profundización en la experiencia personal de fe, meditando un texto del evangelio según san Mateo: "Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará".

Para este teólogo alemán, que en 1952 obtuvo el Premio de la Paz de los libreros alemanes, el cristianismo, en lo fundamental, no es ni una doctrina, ni una moral, ni un culto, ni una iglesia. Su esencia es Jesucristo. Su doctrina, su moral, su culto se realizan en Cristo. Y no hay doctrina ni moral ni culto que sean cristianos si no se enraízan y expresan en Cristo.

 

Sostiene que "la tesis de que el cristianismo es la religión del amor solo puede ser exacta en el sentido de que el cristianismo es la religión del amor a Cristo y, a través de Él, del amor dirigido a Dios, así como a otros hombres [...]. El amor a Cristo es, pues, la actitud que en absoluto presta sentido a cuanto es. Toda vida tiene que ser determinada por él".

 

La esencia del cristianismo

Romano Guardini

Editorial Guadarrama

Madrid, 1964

pp. 360