Rubén Aguilar Valenzuela

Cúpula  

 

Iglesia

 

La Compañía de Jesús llega a Arequipa en 1573, año en el que fundan el Colegio de Santiago Apóstol y en 1590 inician la construcción de la iglesia. Los terremotos del siglo XVII obligan a que en sucesivas ocasiones se reconstruyera el edificio hasta su conclusión definitiva en 1698. Es una de las grandes obras del barroco andino.

Sacristía

La sacristía de la iglesia que también se conoce como Capilla de San Ignacio es una obra de finales del siglo XVII. Tiene una cúpula con linternilla, que está pintada con colores llenos de luz. Es una expresión artística del barroco popular andino de enorme calidad.

 

El autor o los autores, que son anónimos, pintaron plantas, frutos y animales propios de la selva del Perú. Hay también ángeles y querubines.

 

En las pechinas los cuatro Evangelistas con sus símbolos, las pinturas tienen  colores vivos y son obra de un artista desconocido. El aguamanil es de piedra de Huamanga (alabastro) de una sola pieza. Las pinturas del nicho son la más antiguas de la sacristía.

Hay cuatro cuadros de gran valor artístico. Tres de ellos obra del jesuita Bernardo Bitti (Italia, 1548 - Perú, 1610): La ResurrecciónLa Virgen de la Candelaria y La Flagelación o Lágrima de Pedro. El otro es La visión de la Storta, que se atribuye al jesuita Diego de la Puente (Bélgica, 1586 – Perú, 1663)

Comentario

La cúpula vista por un espejo.

 

Ahora la sacristía está convertida en museo. El espacio es de una enorme belleza. Deslumbra y conmueve. Es una de las grandes expresiones artísticas del barroco andino, obra de finales del siglo XVII.

 

La cúpula pintada con plantas, frutos y animales propios de la selva del Perú, y también con ángeles y querubines. Es una obra de gran calidad artística de autor o autores desconocidos. Los colores intensos y brillantes.

 

Los cuadros extraordinarios de los pintores jesuitas Bernardo Bitti (Italia, 1548 - Perú, 1610) y Diego de la Puente (Bélgica, 1586 – Perú, 1663). Estar aquí produce la experiencia profunda de encontrarse frente a lo bello en estado puro.