Rubén Aguilar Valenzuela

Un tema central para conocer las expectativas que la ciudadanía tiene de los gobernantes y la credibilidad de lo que dicen es medir cuál es su apreciación de que éstos cumplan o no con sus promesas de campaña.

En el caso del presidente López Obrador la creencia de que va a cumplir con sus promesas de campaña cae mes con mes. No es algo especial y se mantiene en la línea de lo que siempre ocurre.

A un mes del triunfo electoral, en agosto de 2018, el 64.5 % creía que iba a cumplir con todas sus promesas de campaña, el 18.5 % que no las cumpliría y el 17.0 % que cumpliría algunas (El Universal, 19.11.15).

En agosto de 2019, un año después, ya solo el 52.1 % creía que iba a cumplir con todas sus promesas de campaña, el 21.0 % que no las cumpliría y el 22.9 % que cumpliría algunas.

Los 12.4 puntos que pierde, de un año a otro, en el rubro de sí cumplirá con todas sus promesas se reparten entre cumplirá algunas y no cumplirá que aumentan en su porcentaje.

La expectativa sigue a la baja y para noviembre de 2019 ya solo el 49.6 % piensa que sí va a cumplir con todas las promesas, el 22.8 % que no cumplirá y el 23.0 % que cumplirá algunas.

En relación con lo anterior está cómo se perciben las posibilidades de que el país mejore. En agosto de 2018, el 69.0 % creía que la situación iba a mejorar, el 16.0 % seguiría igual y el 6.5 % que empeoraría.

En agosto de 2019, un año después, ya solo el 60.8 % creía que iba a mejorar, el 21.8 % que seguiría igual y el 13.8 % que empeoraría.

La expectativa sigue a la baja y para noviembre de 2019 ya solo el 55.5 % piensa que el país sí va a mejorar, el 23.7 que seguirá igual y el 14.0 % que estará peor.

Entre agosto y noviembre de 2019 son las caídas más pronunciadas relacionadas con la expectativa de que el presidente cumpla con las promesas de campaña y de que el país va a estar mejor con su gobierno.

Se explican por los acontecimientos de Culiacán y la forma en la que el presidente y su gobierno actuaron y los nueve asesinatos de integrantes de la comunidad mormona en las inmediaciones de Sonora y Sinaloa.

Pero más allá de estos eventos, que son significativos, están los altos índices de inseguridad y de violencia, por ahora más elevados que en los sexenios anteriores. La ciudadanía esperaba mejores resultados en el tema de la seguridad. No los ha habido.