Héctor A. Gil Müller

El evangelio relata que, tras su resurrección, Jesús se presentó ante María Magdalena. Cuando ella le reconoce y seguramente corrió a él, Jesucristo le detuvo diciendo: “No me toques”, esa frase hoy resuena y aunque en su momento se refería a un proceso de santidad ahora se usa en un fenómeno de sanidad. La normalidad ha cambiado y cuando la contingencia concluya saldremos a un mundo diferente, más limpio por la pausa que tuvo, pero también con menos opciones. El mundo que continuará no será el mismo, porque hemos encontrado algunas lecciones y también disfrutado algunos placeres durante la contingencia. El regreso a la normalidad se antoja por los escenarios o los lugares, que ahí siguen, pero no por las acciones o emociones.

Esta pandemia trastocó algo más que el ritmo de hacer las cosas, nos movió los ritos y la forma de ver el mundo. Resulta muy interesante analizar quienes enfrentan mejor esta contingencia, ya hemos visto que el moderno y pujante modelo capitalista lo ha sufrido mucho más que otros modelos. La empresa no está hecha para pausar por la vida. Para la empresa el riesgo está mucho más acá que la vida, está en la producción. Y a tal punto se han puesto en balanzas la vida humana y la vida económica, el capitalismo no piensa en pandemias.

Y en el plano político, ¿el autoritarismo es una mejor opción ante la propagación del virus? Son preguntas difíciles de responder, pero bien dijo Taleb Nassim, el futuro no es indescriptible es desconcertante. Para el gobierno los riesgos están en el presente y no en el futuro.  

Estamos ante un mar de posibles decisiones, sin freno ni remedio, cualquier cosa puede ser, como siempre ocurre en las crisis. En Inglaterra, en marzo se nacionalizó temporalmente los ferrocarriles británicos, en China se han intervenido celulares, quizá común pero imitable, Paraguay, Chile, Bolivia y República Dominicana, han aplazado sus tiempos electorales que se hubieran tenido este año.

Para Macron, en Francia la serie de manifestaciones en su contra se pausaron por la crisis, y ante el manejo de la epidemia, su apoyo popular ha aumentado casi 10 puntos. Y en opuesto Jair Bolsonaro en Brasil cuya popularidad ha caído drásticamente durante el periodo actual.

Yo no creo que en junio el virus abandone México, y tampoco creo que el mundo y la humanidad sean mejor, ante el dolor y el miedo cualquier organismo y no es excepción el ser humano, ataca, huye, se paraliza o se somete. El animal político ahora será el animal paliatívico, buscando siempre soluciones, ¿no es eso lo que buscamos siempre en la política, soluciones a los problemas que ya tenemos?

El noble sector salud, en todo el mundo recobra su importancia, nos dimos cuenta que nos faltan científicos, que faltan filósofos y que el mundo cambia rápido. Seguramente esto se nos ha de olvidar, como se olvidaron otras pestes, pero mientras tanto algunas cosas no cambiaron, se aceleraron; como una nómina esbelta en las organizaciones, una producción sin tiempos en la gestión, el uso de códigos en lugar de dinero y el alejamiento social, porque llevamos ya un buen número de años aislados, no debería ser nueva esta soledad. ¿O usted conoce los nombres de sus vecinos?

Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a sus órdenes.