Flor Rentería

Amigas y amigos, un nuevo año ha llegado y con él, una nueva iteración del día de la mujer; la llegada de este día nos obliga año con año a hacer una reflexión de su origen histórico, y de su proyección a futuro.

El Día Internacional de la Mujer fue institucionalizado por la ONU en 1975, y aunque existen muchos antecedentes, se considera que el primer Día de la Mujer se celebro el 28 de febrero de 1909 cuando se celebro por primera vez en Nueva York, en honor a una huelga de trabadoras textiles. Dos años después, el 25 de marzo de 1911, 123 mujeres trabajadoras murieron en un trágico incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist, donde los patrones de la empresa encerraron a las trabajadoras para que no pudieran salir a protestar.

Después de este suceso las leyes laborales americanas dieron saltos agigantados, interrumpidos por la volatilidad internacional que diera origen a la Primer Guerra Mundial, sin embargo, cabe destacar que la Unión Soviética declaró el 8 de marzo como fiesta oficial en la Unión Soviética y, de ahí, comenzó a permear en otros países, hasta ser impulsado en la resolución 32/142 de la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1977.

Hoy, el día de la mujer no es algo que deba felicitarse, sino conmemorarse con aprendizaje y entendimiento de los retos que enfrentan las mujeres en el sendero de la igualdad. Justo en estos días en nuestro país, tenemos temas que aún muestran la brecha existente de derechos humanos: el aborto, el embarazo adolescente, la diferencia salarial, el acoso, el número de feminicidios, en fin, una lista de retos que nos muestran que sí, la igualdad esta hoy más cerca, pero aún muy lejos.

Amigas y amigos, no considero que este mal “felicitar” a la mujer por el Día de la mujer, siempre y cuando este acto conlleve una reflexión sobre lo que buscamos con este día. El día de la mujer no es una efeméride como tal, sino una obligada pausa en el camino de la igualdad, para analizar lo que hemos alcanzado como sociedad, y también las áreas de oportunidad que tanto hombres como mujeres debemos corregir.

Un ejemplo claro, son las declaraciones de una diputada de Veracruz, cuyo nombre omito por lo lamentable de sus declaraciones, quien manifestó que la vía correcta para terminar con los feminicidios, es imponer un toque de queda a las mujeres. Estamos hablando aquí efectivamente de una mujer QUE NO TIENE IDEA DE LO QUE LAS MUJERES NECESITAMOS. En el pasado proceso electoral federal, inclusive, teníamos una candidata presidencial que era otra de ellas, una mujer que si bien compartía el género, nunca había compartido la lucha por los derechos.

Estimados lectores, sigamos construyendo juntos el camino a la igualdad. Esta es una lucha de todos, tanto de hombres y de mujeres, y la lucha esta en todas las áreas. En ocasiones, el simple hecho de compartir información en redes sociales ayuda a combatir la ignorancia y las falsas ideas. Las mujeres necesitamos estar juntas, y también a nuestros aliados, los hombres, para poder construir una sociedad de iguales. El movimiento feminista no es uno de superioridad, sino de igualdad social.