Flor Rentería

Estimados amigos, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, anuncio recientemente el protocolo que habrán de seguir para reactivar completamente las funciones electorales y, por consiguiente, reanudar el proceso comicial que se encontraba en marcha en las entidades de Hidalgo y Coahuila.

En nuestro Estado, se tiene pendiente la jornada para renovar el Congreso del Estado, máxima Tribuna de la Entidad, y uno de los tres poderes del Estado, y el organismo que refleja más asertivamente la pluralidad política de la Entidad. En el Congreso se debaten leyes, puntos de acuerdo, y presupuestos del Estado, sus 38 municipios, y sus organismos públicos desconcentrados, por lo que es un ente vital para la vida pública de Coahuila.

Actualmente, el Congreso del Estado se encuentra en su LXI Legislatura, la cual fue electa en el Proceso Electoral de 2017, a fin de estar en funciones durante los años de 2018, 2019 y 2020; en ese entendimiento, y toda vez que la renovación de dicho órgano es un mandato constitucional, resulta imposible aplazar a otro año los comicios para su integración.

Habiendo dicho esto, resultará por demás interesante analizar la manera en que la ciudadanía, los actores políticos y las autoridades asumen su participación en la nueva realidad, que nunca será normalidad, y comienzan a apropiar las medidas respectivas para poder llevar a buen puerto el proceso electoral que esta por reanudarse.

Por el lado de la ciudadanía, se deberá de continuar privilegiando las medidas sanitarias de rigor: privilegiar la distancia y la salud, es fundamental para la democracia misma. Nada es más importante que la vida, y eso debemos tener presente en todo momento. Las salidas deben ser solo las necesarias, y en ese sentido, definitivamente votar es una salida necesaria, al ser tanto una obligación como un derecho, por lo que este deberá ejercerse con el debido cuidado.

Salvo recomendación en contrario del INE o el IEC, considero que podemos tomar las siguientes medidas: Asistir todos con careta de preferencia, a fin de que se pueda constatar los rasgos faciales con la credencial para votar, traer nuestro propio marcador para evitar compartir, mantener distancia entre las personas, acudir hidratado en caso de tener que esperar más de lo habitual, y al terminar de ejercer el sufragio, volver a casa sin retirarse la protección de cara, y bañarse inmediatamente.

Por el lado de los candidatos, será muy interesante ver de que manera se celebran las campañas en este proceso electoral: pareciera que hoy, el toca-toca será tik-tok, y el mitin, será Zoomitin. La necesidad de reinventar el acercamiento a la ciudadanía no es un reto menor, pero presenta también una oportunidad a los partidos de buscar nuevas estrategias para llegar a la población. El riesgo evidente esta, en dejar desprovista del mensaje a un segmento de la población que no tenga acceso a recursos tecnológicos, por lo que habrá que estar pendientes de que tanto se pueden realizar actos públicos, buscando enriquecer la democracia, sin afectar a la ciudadanía.

Por el lado de las autoridades electorales, les obligará a rediseñar todo el sistema actual: el arbitro de la contienda deberá agregar un nuevo protocolo de cuidado que es el de la salud, y eso muy seguramente se verá reflejado en un incremento de costos, si queremos que se continúe con el servicio habitual de nuestros cuerpos públicos electorales

Como nota, se han celebrado jornadas electorales ya en otras partes del mundo, y han visto sus costos incrementados hasta en un 50%, pues además de la generación de boletas, urnas, mamparas, y el apoyo al personal de casillas o mesas de votación, se debe ahora de otorgarles material de protección, gel antibacterial para todo aquel que ingrese a la casilla, productos de limpieza tales como soluciones cloradas, y más insumos para garantizar que las y los electores puedan ejercer su derecho sanitariamente, y que la fiesta de la democracia no se convierta en un catalizador de la pandemia.

Todo esto nos obliga a plantearnos muchos supuestos: ¿Qué pasaría si a una casilla llegara un ciudadano con síntomas aparentes de COVID, tales como fiebre, escurrimiento nasal, tos o dificultad para respirar? ¿Se le impediría el voto, o se le permitiría votar de algún modo que no se exponga al personal de la casilla? ¿Cómo se promoverá que la casilla no sea un foco de concentración popular, tanto durante la jornada como al terminar, en la colocación de los resultados?

La nueva realidad nos ha obligado a replantearnos la forma en la que trabajamos, en la que convivimos, en la que amamos, y sí, también en la que votamos; sin embargo, la resiliencia humana debe de estar presente, y nunca debemos detenernos. Juntos no, pero unidos siempre, y es así, unidos, como saldremos adelante.