Flor Rentería

Noticias como las de la semana pasada, estamos acostumbrados a verlas en los Estados Unidos o en otros países. Después de las épocas duras de nuestra ciudad de hace años, había pasado mucho tiempo antes de que un suceso cimbrara a prácticamente toda nuestra población, y nos volviera noticia internacional; amigas y amigos, no quiero hablar hoy de lo que ya todos sabemos, sino de lo que sigue para todos.

Para la comunidad de Torreón en general, viene un proceso de entendimiento. Papas, mamás, tutores, niñas, niños, maestras y maestros, y en general todos los que nos encontramos dentro del proceso educativo, jamás imaginamos que una escuela sería el escenario de una noticia internacional por esas razones. Hoy, más que nunca, debemos de resaltar la labor de la familia en la formación de un niño.

Amigas y amigos, las cosas deben ponerse en su justa dimensión; Lo que pasó, marca un antes y un después, que nos obliga a ser vigilantes para impedir que esto se reproduzca, pero de igual manera, debemos de superar esta adversidad como hemos superado muchas otras. Desde la Coordinación de Servicios Educativos de la Región Laguna, y a título personal como madre de familia, le extiendo mi solidaridad al Ingeniero Jaime Méndez y a toda la comunidad del Colegio Cervantes, institución destacada de la región a nivel local e internacional.

Tenemos que dejar muy clara una cosa: nada, ningún maestro, ninguna escuela, ningún plan o programa, puede remplazar el amor, el cariño y el acompañamiento que una familia debe de darle a un menor. Que un niño se sienta amado, comprendido y respetado, más que un derecho humano, es el propósito fundamental de la familia, y debemos de entenderlo así.

Habiendo dicho esto, la tragedia acaecida nos demuestra que, sin menoscabo a las competencias tradicionales, hoy más que nunca debemos de educar para la paz. La educación para la paz va más allá del arquetipo conocido, y obliga a estar presentes a todos los integrantes y a todos los elementos de la comunidad educativa, en torno a una idea: la prioridad no es tener alumnos muy capaces, sino alumnos muy capaces y muy felices.

La plenitud de un niño o de una niña, viene del aprendizaje y del descubrimiento de nuevas cosas, pero también, de los refuerzos positivos de su circulo más cercano: un niño que se siente miembro de una comunidad, que se siente valorado y aceptado, siempre tendrá más posibilidades ante la vida y ante las adversidades del futuro.

Estimados lectores, si algo nos debe de quedar de este lamentable episodio, es el firme compromiso de que nunca más se vuelva a repetir, y eso es solo atendiendo a las causas de origen: el ambiente familiar, escolar y social, en ese orden, tienen gran impacto en la mente de un pequeño, y no podemos esperar que la escuela subsane la función de la familia, pero si que la refuerce. Desde la Coordinación de Servicios Educativos de la Región Laguna, estamos escuchando a docentes, directivos y padres de familia, para construir las mejores ideas y estrategias juntos.

Aunado a esto, se aplicará de manera respetuosa, pero sin distingos, el operativo Mochila Sana y Segura, mismo que esta fundamentado en el Plan Nacional de Convivencia Escolar, y que es un elemento preventivo importante para evitar no solo tragedias como la acaecida, sino que ingrese al ambiente escolar cualquier elemento ajeno y nocivo al mismo.

A la familia de la maestra María Assaf, nuestro más sentido pésame. Si bien es poco consuelo, sepan que la maestra fue una heroína, salvo incontables vidas, y que su sacrificio será recordado como la máxima entrega que una maestra ha hecho por sus niños. Descanse en paz.