Samuel Rodríguez Martínez 

Han pasado 7 meses desde que el gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís asumió por mandato popular la responsabilidad de administrar los asuntos de Gobierno en nuestro estado.

En todo este tiempo, el temple de un gobernante forjado en el trabajo diario con la gente ha quedado más que manifiesto; en los momentos difíciles para Coahuila y sus habitantes, su entereza y decisión han infundido en la población la confianza de que, a pesar de la zozobra, el barco de la administración pública está siendo conducido con mano firme a puerto seguro.

Escuchar que aquí, en nuestra tierra, la nota constante de los medios de comunicación habla, a diferencia de estados vecinos, de temas que tienen que ver con inversión en infraestructura y atención de la salud, de inversión pública, de atención a la población vulnerable con el inicio de obras sociales que buscan acercar a esta, al óptimo desarrollo humano al que todos aspiramos, no puede más que llenarnos de orgullo por vivir en un estado en franco desarrollo y estabilidad.

Escuchar que aquí, en nuestra tierra, a diferencia de estados vecinos, la nota diaria habla del enorme esfuerzo que nuestro gobernador y su equipo del área de fomento económico hacen para seguir ofreciendo a la inversión extranjera un estado en paz y con mano de obra calificada y con el legítimo deseo de superación personal, debe dejar en la colectividad el sentimiento de que en Coahuila hay un gobierno confiable y un gobernador preocupado por el constante desarrollo de sus habitantes.

La confianza de la población no se obtiene con discursos y palabrerías vanas que al final del día, por su ligereza y banalidad, regresan a la realidad a quienes creyendo en soluciones mágicas, ofrecen su respaldo a personajes vendibles políticamente, pero con proyectos sin viabilidad ni razonamiento, como desgraciadamente ha ocurrido en la vida política de algunos estados vecinos.

La confianza de la gente se gana con trabajo y más trabajo, con la atención diaria a los problemas cotidianos de la población, con firmeza en las decisiones de gobierno, con sensibilidad para abordar los temas que tienen que ver con el entorno nacional e internacional, se gana, con humildad y sencillez en la atención de quienes menos tienen y necesitan de urgente solución a su estado de vulnerabilidad.

El gobernador Riquelme ha ofrecido desde el inicio de su administración, honestidad y transparencia en los asuntos de la hacienda pública, y quienes tenemos la honrosa responsabilidad de representar a la ciudadanía, debemos ser garantes de que suceda así, como hasta este momento ha venido sucediendo.

Ver el estado de las cosas en la Administración estatal, debe darnos la garantía de que hoy, aquí, hay un gobernante comprometido con su gente, con quienes respaldaron su proyecto político y con quienes no lo hicieron así, debe darnos la confianza de que hoy, hay un gobernante en nuestro estado que actúa y gobierna escuchando al ciudadano, que no gobierna con su moral o con su absoluta voluntad, sino que gobierna con la voluntad de la colectividad.

En Coahuila hay esperanza de un futuro mejor, hay confianza en que desde la Administración estatal se establecerán los puentes necesario con el próximo gobierno federal para seguir teniendo un estado en desarrollo y con estabilidad social, se tiene confianza en que habremos de continuar manteniendo los estándares de seguridad que los coahuilenses en unidad con el Gobierno hemos logrado para beneficio de nuestras familias.

En Coahuila hay confianza en un futuro prometedor y estable para nuestro Estado, porque con el trabajo en unidad no habrá tempestades que nos hagan zozobrar.