Gerardo Moscoso Caamaño

Apostarle a la cultura como forma de generar conocimiento es el fondo de la cuestión. Reducir el presupuesto Federal de Cultura, frenaría la creación de servicios que constituyen el verdadero estado de prosperidad y felicidad humana.

Dentro de la dinámica violenta que existe en un buen número de Estados de nuestro país, la cultura debe de cumplir un papel muy específico: evitar una enajenación y una despersonalización embrutecedoras. 

Y esta alienación es el resultado de la cotidianidad históricamente organizada de acuerdo con las necesidades de la historia de la explotación, hoy en día tan en boga por la globalización económica.

La expresión cultural de un pueblo la caracteriza su identidad y tiene un profundo significado. 

Es una expresión poderosa de los sentimientos más hondos, auténticos y que dan sentido a la vida. Si prospera y florece la cultura, en una sociedad, ésta también hace prosperar y florecer a la vida y al país. Por ello no debe reducirse el presupuesto de Cultura en la Administración Federal. 

La cultura es uno de los aspectos centrales de la experiencia humana, es una herramienta de transformación social, es un principio importante que influye en la conducta, pensamiento y en la estructura social, es la voz formada y reformada por los efectos acumulados de dicha conducta y estructura. 

La identidad cultural es la representación del patrimonio colectivo de un grupo determinado, es su historia, sus valores estéticos, creencias, anhelos, conocimientos, sabiduría y opiniones por medio del lenguaje, símbolos, acciones y manifestaciones como la danza, la música, el teatro, la poesía, la arquitectura, las artes plásticas, la cinematografía, que, por ejemplo, desde siempre, le ha dado tanto nombre a México hasta la fecha.

Con todas las limitaciones actuales, si no se reduce el presupuesto asignado desde la Federación a la Cultura, sino por el contrario, se le aumenta, se dará continuidad a lo ya hecho y se darán los primeros pasos para resolver las cuestiones burocráticas y de corrupción que, una vez ganadas, implementaran una cultura hecha por todos y para todos de manera horizontal, aportándonos esperanza y aprendizaje.

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