Gerardo Moscoso Caamaño

Después de escuchar desde hace dos años las pláticas “mañaneras” donde el presidente de la República habla de casi todo y no va resolviendo nada, me llama la atención la insistencia en estar polarizando a la sociedad por un supuesto complot que los neoliberales, fifís, conservadores, etc. preparan en contra del pueblo bueno, situación que Mr. López ha diagnosticado como si fuese un profesional de la salud mental, cuando es él, precisamente quien padece una avanzada y disparatada paranoia. El achaque sicológico de Mr. López, a dos años de haber ganado la presidencia, lo tiene sumido en uno de los estados morbosos frecuentes que han hecho del tabasqueño un farsante e insolente show-man y ahora, en criado de Mr. Trump.

Para nuestra desgracia, esta enfermedad todavía no tiene un diagnóstico preciso. 

Tampoco tiene vacuna ni tratamiento. La sintomatología empieza por pensamientos obstinados múltiples entre los que destacan, fundamentalmente, en auto percibirse como el ombligo del universo. No es una enfermedad hereditaria, pero frecuentemente por la adulación, se contagia. 

Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en los viejos, No diferencia condición social, ni profesional, ni económica. Es más abundante en tiempos de paz. Suele confundir ideologías, religiones, castas, y clases. 

Si hubiera que calificar a esta enfermedad por sus conductas, resultaría acertado asignarle calificativos tales como cínico, mitómano despiadado, desagradecido, desleal, mentiroso, caprichoso peligroso….

Si tuviéramos que asociar emociones, podríamos introducir en su corazón la frialdad congeladora de un glaciar. Su curso morboso es crónico. Su pronóstico, reservado. No aprende de las experiencias. No se controla; intenta controlar. La situación sicológica, una vez manifestada, acompaña al sujeto de por vida en todas sus reacciones, decisiones, deseos y motivaciones. Las causas son múltiples y variadas. 

Para empezar: descontentos, desencantos, complejo de Edipo, frustraciones, ambiciones de poder desesperadas, indiferencias personales reiteradas, traiciones fraternales, soledades, rebeldías, paranoias, actitudes perversas, amistades convenencieras, presiones y represiones, religiones a modo, ignorancia, y muchas de esas cosas a las que cree que nos va acostumbrando. La situación psicológica de Mr. López, por su responsabilidad en la administración Federal, nos afecta a todos, fundamentalmente al pueblo bueno y a los pobres.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.