Gerardo Moscoso Caamaño

La toma de conciencia de muchos jóvenes en estos momentos de crisis, el escepticismo del mundo de la política de otros tantos adultos; el desengaño y la incongruencia entre las promesas y los hechos, la pandemia que nos ocupa y la decepción de la que se presume echándole implícitamente la culpa de todo lo que nos ocurre a los demás, no es sino un pretexto para que justifique la tan cacareada cuarta transformación que intenta construir un Presidente de la República que se contradice, miente, califica, descalifica y, sobre todo, que parece no tener un proyecto claro de nación.

Ahora, todo eso, evidentemente, nos sume en el mal humor, el hartazgo y el exabrupto.  Se diría que nuestra democracia nos ha servido esencialmente para darnos cuenta de lo que ocurre en ella.  La violencia, el encarecimiento de la vida, el desempleo, la sanidad en crisis, la putrefacción social y la cuarentena van aumentando nuestros niveles de irritación, de enojo y resentimiento contra los demás, a los que hacemos responsables de nuestra propia enajenación. 

Así es fácil ser pasto de dogmas y caer en posiciones de fanatismos escabrosos hasta llegar a una enredada polarización nacional.  Se está peligrosamente enfrentando a los mexicanos. 

Lo que se nos dice en “las mañaneras”, las redes sociales, los noticieros o programas de televisión, se suele creer a ciegas porque la capacidad de discernimiento que otorga el análisis proveniente a su vez del conocimiento profundo, en México no es nuestro fuerte.

Actualmente, con el asunto del Covid19 nos estamos acercando globalmente a una situación insostenible; se generó un caos altamente industrializado, que ha suministrado a muchas personas autos, aparatos electrodomésticos, computadoras, etc., pero que no ha satisfecho, en cambio, las más elementales necesidades humanas de las mayorías como son los espacios habitables, servicios de salud, agua potable, alimentos y educación de calidad. Se está centuplicando la pobreza hasta niveles vergonzosos.

Ahora es el momento de la imaginación en cuanto a un próximo proyecto de gobierno que pueda concretarse en el año 2021, para que por medio del voto razonado, nos aglutine en acciones precisas, en la defensa, como objetivo último, de una sociedad más justa, más incluyente y humanista que produzca en paz, que trabaje mejor, que sea más consciente y participativa, que nos induzca a la educación y al estudio de la filosofía, del arte, de la lógica y , sobre todo de la ética para que en el futuro todos los mexicanos nos sintamos partícipes del mismo proyecto de nación.  Se vale soñar.

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