Gerardo Moscoso Caamaño

La misma irritación, el mismo enojo que sentimos gran parte de los mexicanos por la manera de gobernar del presidente de la República siempre contradiciéndose y mintiendo, nos hace cuestionar la razón de la sinrazón. Sencillamente, no entendemos.
Parece que vivimos, lo digo con tristeza, en una República bananera, en un país al que le vale madres que nos exhiban como incapaces, corruptos y rateros. Neta, que vergüenza.

Quisiera transcribir el poema completo de León Felipe, “Ya no hay locos”, pero por cuestión de espacio, comparto un fragmento, que, en estos momentos de coraje, me hace constatar una vez más su vigencia: “Y yo, callado aquí, callado, impasible, cuerdo… ¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (Yo pregunto, loqueros) ¿Cuándo enloquece el hombre?
¿Cuándo, cuándo es cuándo se enuncian los conceptos absurdos y blasfemos y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice, por ejemplo: No es verdad, Dios no ha puesto al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo; el hombre es un insecto que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello? ¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros), cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos, sin que puedan cerrarlos ni las llamas ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto? Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos que el orín de los perros, si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos categoría que el estiércol; si no es ahora… ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme, loqueros, ¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
No cabe duda, la poesía sigue siendo un arma cargada de futuro.

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