Gerardo Moscoso caamaño

Toda incontinencia verbal o escrita, es sospechosa.  Desconfío de los habladores venenosos; de los estúpidos necios que hablan sin ton ni son tal vez por miedo a oír, en el silencio, el vacío retumbar de sus cerebros; pero sobre todo temo a los envidiosos y presuntuosos, a los tipos arrogantes, altaneros, orgullosos, que creen tener la mejor o tal vez la única y última palabra digna de pronunciarse.  Estos personajes son la esencia misma del despotismo no ilustrado, porque desdeñan la opinión del otro, o simplemente, porque “les da flojera”. Todos estos perfiles de personajes vanidosos ya son bastante malos de por sí como simples vecinos de la vida; pero ahora imaginemos por un momento que un individuo de esas características, carente de toda medida de sí mismo y tan enajenado de la realidad, se hace con un coto poder, ya sea grande o pequeño, en su comunidad, y establece un régimen arbitrario, sencillamente porque él siempre tiene la razón.  ADVERTISING El poder absoluto siempre silencia y descalifica al oponente. 

Esa es la primera regla de la intolerancia. De modo que un charlatán obsesivo que consigue instalarse en el poder, se convierte en fanático envidioso. Este tipo de ideas está contagiando a México:  La culpa pertenece a otros, la idea de que nuestro miedo, nuestro fracaso o nuestra desgracia han sido tramados por enemigos ajenos a nosotros y a la vez traidoramente infiltrados en nuestra cercanía, la idea de que se puede dividir a los seres humanos en puros e impuros, en inocentes y culpables, en malos y buenos, en nosotros y ellos, en chairos o fifís.  Pero el veneno, para extenderse y desarrollarse no necesita de colores rojos, verdes o azules, blancos o morenos. 

Aquí mismo, entre nosotros, los personajes que se esconden en el anonimato, ya comenzaron su tarea. Sin que nos demos cuenta alguien empezó, bajo la cobardía del anonimato, a generar una falta de respeto al que difiere, al que no piensa de manera semejante, al que ejerce la libertad de expresión. 

Esta actitud, desde el poder, puede ser más destructiva que el armamento más letal.  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.