Héctor Reyes 

Hay personas que no son de aquí, de Saltillo y me han preguntado, ¿es un orgullo ser de esta ciudad? Les respondo que sí, claro que es un orgullo.

Tengo casi toda mi vida viviendo en Saltillo, nací en Torreón, por deseo de mi mamá, pero mi papá trabajaba aquí en la capital, les cuento: por azares del destino a mi papá le habían ofrecido trabajo en la década de los setenta, aquí en la tierra del pan de pulque, pero… mi mamá, lagunera de hueso colorado, había decidido que mis hermanas y yo, cada uno por separado y en años distintos, naciéramos en Torreón, al poco tiempo de nacidos, aquí estábamos y bueno, aquí seguimos…

Para retrasarnos un poco en el tiempo, les comento para los que no son de esta bella ciudad, que la capital del estado de Coahuila, fue fundada en el siglo XVI luego de que en 1577 se le otorgara el nombre de “Villa de Santiago del Saltillo” y de que tiempo después, en 1591, naciera cercana a ella, la “Villa de San Esteban de la Nueva Tlaxcala”, una localidad habitada principalmente por indígenas, en su mayoría tlaxcaltecas traídos por la colonización; fue, con la unión de ambas villas que se pudo conformar lo que posteriormente sería la ciudad de Saltillo, la que por muchos años, se convertiría en capital de uno de los más extensos dominios políticos de América, en el cual se comprendían los actuales territorios de Nuevo León, Tamaulipas y Texas.

Hoy en día, Saltillo se ha convertido en una ciudad moderna, donde las principales actividades económicas son generadas por la industria, la agricultura y por supuesto, el comercio. De entre los muchos atractivos que el centro de la ciudad ofrece al visitante destaca la Plaza de Armas, donde justo al frente se encuentra la Catedral de Santiago, edificada entre 1745 y 1800, en un estilo barroco que combina columnas salomónicas con pilastras estípites; en su interior, la catedral alberga los dorados retablos también de estilo barroco.

Precisamente, en esa zona, hoy en día se construye una obra, que será un nuevo sello de la ciudad: Paseo Capital, ya que se le devuelve al peatón, las calles y que más que en el corazón del centro histórico.

Saltillo, será una ciudad mucho más definida por su futuro que por su pasado. Y es que hay tantos mundos dentro de Saltillo, tanta diversidad y una gran actividad cultural que, en ocasiones pasa desapercibida, pero, que hoy en día ha renacido y cada vez, hay más exposiciones, obras, compañías, saltillenses con una inspiración que llenan el alma.

Aquí en Saltillo, si uno quiere, se puede disfrutar durante las primeras horas de la mañana de los amaneceres que hacen brillar a la sierra de Zapalinamé, aunque también, están los atardeceres que dan luz a la noche que está por llegar. 

En Saltillo se libra una “batalla” entre conservar algunas tradiciones, pero nadie puede negar que día a día, llega una modernidad que nadie puede detener.

Hace algunos años el reconocido médico e historiador saltillense, Jorge Fuentes Aguirre, relató el momento histórico de la llegada de los españoles a nuestra ciudad, denominado con el tiempo como “La Fundación de la Villa de Santiago del Saltillo”, misma que conmemoramos cada 25 de julio.

“Domina al oriente la sierra llamada de Zapalinamé, en memoria del insigne guerrillero guachichil. Al poniente, el Cerro del Pueblo, testigo centenario del acontecer saltillense. Y, entre ambas cordilleras de lomerío y montañas, en el valle de benigno clima, la Villa de Saltillo, fundada por el capitán Alberto del Canto, al grito de ¡Arriba Santiago y rompe España! Romper, en el sentido de abrir espacio para ocupar un paraje, el paraje al que habían llegado esa mañana luminosa y tenían a la vista desde aquel salto de agua. Salto de agua… Saltillo”.

Por eso y más, es un orgullo ser de Saltillo. ¡Felices 446 aniversario!

Buen fin de semana, la frase: “El destino pone a muchas personas en tu vida, pero solo las mejores permanecen para siempre”. ¡Ánimo!

 

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