Héctor Reyes

Andrés Manuel López Obrador es catalogado como un político profesional con facetas muy distintas a los que hemos tenido en el poder en las últimas décadas.

Es un estratega agudo, pero lo que hace y cómo lo hace no es ninguna novedad, forma parte de lo que conocemos como populismo. Con los toques propios de cada mandatario –rifa del avión, los pleitos, insultos, mensajes y divisiones-. Y bueno, unos dicen que le ha funcionado y otros que no le han resultado esos métodos. 

De lo que se ha escrito sobre el populismo, hay un libro que me parece fundamental para entender lo que hace nuestro Presidente, se llama ¿Por qué funciona el populismo? (editorial Siglo XXI), su autora es la argentina María Esperanza Casullo. Por considerarlo de interés van algunos subrayados.

“…el populismo funciona para ganar elecciones (…) y, aunque esto se más polémico, también funciona para gobernar. No para hacer un buen gobierno (deberíamos para esto debatir qué significa 'buen gobierno'), pero sí para subsistir en el poder”.

“…este discurso divide el campo político en dos: aquellos que forman parte de la cadena y aquellos que están en contra de ella. En este enfoque, el líder se transforma (el uso del impersonal es importante) en el significante que expresa y condensa la cadena misma; a diferencia de lo que sucede con los partidos programáticos, la lealtad de los seguidores se expresa hacia esa figura, no hacía un programa. Y esa figura define también la totalidad del campo político, que quedarán dividido entre 'pros' y 'antis', no entre derecha e izquierda”.

“En sus discursos y documentos públicos, los líderes populistas eligen muy a menudo un tipo de lenguaje que abunda en figuras retóricas encendidas, en apelaciones emocionales, en antagonismos fuertes y en personalizaciones que llaman al adversario con nombre y apellido. Esta es una de las constantes que sugieren los estudiosos del fenómeno…”

…“el discurso populista busca construir identidad poniendo en evidencia que “nosotros” debemos unirnos en una lucha de tipo moral contra “ellos” que nos han dañado”.

¿Les suenan familiares las citas? ¿Conocen a alguien así? ¿Creen que es nuestro Presidente?...

El populismo no tiene una ideología detrás. Puede haber populismo de izquierda y de derecha. 

Si se tratara de uno de izquierda sabríamos que nos enfrentamos a, por ejemplo, procesos estatizadores (nacionalizaciones como se llamaron en los últimos años en Bolivia), el incremento de recursos destinados a programas sociales; el despilfarro de recursos, por mencionar solo algunos. Gobiernos como los de Chávez en Venezuela, los Kirchner en Argentina o Evo Morales en Bolivia. 

Por otro lado, si se tratara de un gobierno populista de derecha estaríamos frente un gobierno que privilegiaría la reducción del gasto estatal; daría un gran espacio de movilidad a las Fuerzas Armadas (con el consecuente aumento de poder); enfocaría su discurso en el proteccionismo interno, la oposición a la inmigración, por ejemplo.

Ni duda cabe de que el gobierno de López Obrador cumple con los dos elementos citados para reconocer el populismo, sin embargo, su falta de claridad ideológica genera bastante incertidumbre tanto a nivel interno como internacional. Su actuar puede caer, en un lado o en el otro según el integrante de su equipo que haya pesado más el día anterior. Por eso da bandazos y es aún más peligroso, no sabemos si por la mañana nacionalizara la banca y por la tarde anunciará la desaparición del IMSS. 

Sin duda el mal de nuestros tiempos es el populismo y esa forma de hacer política está dedicada al fracaso, tal como recién ocurrió en Estados Unidos con la derrota de Donald Trump.

Bien se dice que no hay triunfos ni derrotas definitivas, porque el electorado suele premiar o castigar.

 

Punto y aparte

Será la próxima semana cuando inicie la tercera fase de la vacuna desarrollada por CanSinoBiologics en Saltillo, se contempla su aplicación a 600 voluntarios y seguimiento de la evolución a lo largo de un año.

De momento, mencionaron ejecutivos de la empresa Clinical Research Institute, se estaría aplicando únicamente a personas que no hayan dado positivo a Covid-19, y para las mujeres sería requisito indispensable no estar embarazada, en periodo de lactancia y no podrían embarazarse dentro de los 90 días posteriores a la aplicación de la vacuna. Que sea un éxito.

Buen fin de semana, la frase: “Nunca es tarde para volver a empezar”. ¡Ánimo!

 

Twitter:_hreyes