Héctor Reyes

 

31 de marzo de 1989; 7:15 am....


Ese día mi mamá me levanto con un semblante que nunca olvidaré, pero a la vez calmada: “Vístete por que tu papá se siente mal”, yo sin saber, ya le había dado un pre infarto...


Esa noche oí por última vez su llegada, se preparó un huevito con chorizo, según me lo dijo esa mañana, con esa semblante que siempre lo caracterizó: tranquilo, que irradiaba paz a uno (Igual por que era mi papá así lo veía yo) pero por dentro creo que tenía además del dolor físico, el dolor de la preocupación.


La llegada a la antigua clínica del ISSSTE, la de Murguía en Saltillo, fue el preámbulo de la despedida, pero siempre con las indicaciones y el rigor de ser quien era: “Vas a la oficina, te traes una caja que tengo lista, recoges ciertas cosas, me dijo y te regresas” eso era por que su oficina de la Secretaria de Salud, se cambiaba de lugar, el por dentro pensaba que iba a seguir trabajando, con ese ánimo siguió luchando.


Pasadas las 11:00 de la mañana, lo trasladan al Hospital Universitario, ahí lo vi con vida por última vez, su semblante de preocupación era más notable, pero a la vez, con un rayo de esperanza, así lo volví a ver y así me quedo, en el trayecto le volvió a dar otro infarto, ese ya fue fulminante.


El 31 de marzo pasado, se cumplieron  31 años de su partida, estos 31 años, si bien cada día recuerdo su presencia, nos han dado a la familia, varias lecciones.


Hoy tengo la fortuna de tener a mi mamá con nosotros, la familia ha crecido, con 4 nietos, uno de ellos, se llama igual que el: Héctor Manuel.


Hoy como siempre recuerdo este día, en lo particular, las últimas horas, como fueron marcando parte de mi vida.


Dios sabe por que se lo llevo tan rápido, aunque el mismo de una manera acelero su partida, ¿Porqué? Porque como buen hombre criado en Tamaulipas le gustaba y en algunos casos le encantaba comer, en especial, menudo, barbacoa, creadillas, chicharrón, cafecito, etcétera, unos ricos mangares, pero llenos de colesterol, por ejemplo, unas de las cuestiones que lo llevaron al infarto.

 

El solo sabe cual era nuestra conexión, como padre, sabía tener esa conexión con sus hijos, sabía darle por su lado a cada una de sus 2 hijas, ah! y qué decir de tener en un pedestal a su esposa, como bien dicen, las personas se encuentran, así él encontró a Tenchis, en Torreón, mujer de carácter, pero que él conocía de perfecta manera y por igual, supo preparar en los años que estuvieron casados para que ella se hiciera cargo de su 3 hijos, cuestión que ha cumplido, de ahí que siempre, cuando ocasión lo amerita dice: “Tu papá decía...” y sale a relucir la anécdota que da pie a un buen consejo o en su caso y se vale a estas alturas, un regaño, al fin y al cabo es la líder de esta familia.


Son 31 años de tu partida, hoy más que nunca me gustaría que estuvieras aquí, solo para que conocieras a tus nietos, que los cargaras, que jugaras, que los gozarás, solo le pido a Dios que me de los años suficientes, para que como tu fuiste un guía para mi, yo lo sea parar ellos.


Hoy no estamos tristes, estamos contentos por recordarte.


¡Te quiero papá!

Punto y aparte

Como bien dice mi amigo Jaime Villasana, por más que uno quiera autolimitarse, para no criticar al Presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, en esta crisis que padecemos por causa de Covid 19, el mismo Presidente da pauta para que se hable de el, solo basta ver su dicho de ayer jueves, “Como anillo al dedo llego esta crisis para afianzar el propósito de la transformación”…

La preocupación de la población, crece cada día, como los casos del Covid 19 y la muy desafortunada declaración por parte del ejecutivo federal, aunado a la mezcla que le ha dado a la politica con la crisis del Coronavirus, lo ha llevado a cometer muchos y grandes errores, que lejos de ver a un estadista, dejan ver sus propios intereses, mejor le hacemos caso al ya famoso Dr. Hugo López Gatell y quedémonos en casa… y AMLO también.

Buen fin de semana.

 

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