Francisco Tobías

En 1925 el escritor norteamericano F. Scott Fitzgerald escribió una novela llamada “El gran Gatsby” la cual narra la historia de Jay Gatsby quien viven en la ciudad, ficticia, de West Egg en la real Long Island de los Estados Unidos. La novela describe la manera en que Gatsby va convirtiéndose de contrabandista en la parte sur de la isla a un hombre de negocios respetable en el norte de la misma isla.

En el 2012 los asesores económicos de la Casa Blanca desarrollaron una gráfica llamada “La curva del gran Gatsby”, en la cual se muestra la relación, siempre positiva o directa, entre la desigualdad social y la movilidad económica.

Por medio de esta herramienta económica es posible observar, analizar y tomar decisiones para reducir la desigualdad social futura, pues mediante la curva del gran Gatsby se descubrió una relación entre los ingresos de los padres e hijos y su movilidad social, es decir progreso económico. Observándose que en las economías donde existe una mayor desigualdad, los hijos recibirán muy poco o nada de los ingresos de sus padres mientras que las economías donde existe mayor igualdad hay muchas mayores probabilidades que los hijos se beneficien de las ganancias de sus padres.

Los habitantes de países con mayor igualdad como Suiza, Alemania, Dinamarca, Finlandia y Suecia tienen una mayor movilidad social, es decir que pueden escalar en sus clases sociales. Por su lado países en vías de desarrollo, donde la desigualdad social es mayor, como Chile o México la movilidad social es baja. Incluso la OCDE ha señalado que nuestro país tiene una menor movilidad que la mayoría de las economías de América Latina.

Lo interesante es saber que podemos hacer como integrantes de una economía para lograr una mayor movilidad social y reducir la brecha entre ricos y pobres. Por un lado, se requieren políticas públicas de desarrollo, que permitan el acceso a educación de calidad en sus distintos niveles, un sistema de salud eficiente, que los ingresos no sólo aumenten, sino que sean suficientes para satisfacer las necesidades de las familias, además hoy en día se requiere de la inclusión tanto laboral como financiera y digital. Pero no todo es tarea de la autoridad, la parte más importante para lograr la movilidad social es la adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades, el aprendizaje del uso de la tecnología, el emprendimiento y la constante capacitación. Para de esa manera aprovechar las oportunidades que nos brinda la sociedad, el mercado y la economía para dejar atrás el rezago social.

“La educación es un acto de dignidad social”, pues esta suscita desarrollo y progreso por tanto movilidad Social. Y usted, ¿ya leyó al gran Gatsby?

En la curva de Gatsby intentó ver qué correlación existe entre la movilidad entre generaciones (el progreso social) y la desigualdad económica de cada país. Descubrió el vínculo que existe entre los ingresos de los hijos y lo que ganaron sus padres. Cuanto mayor es la igualdad de una sociedad será más probable que los hijos se beneficien de lo que ganaron sus padres. Y, en sentido opuesto, cuando es más desigual (concentración de la riqueza y extrema pobreza) los hijos recibirán menos o nada de lo que ganaron sus padres.