Francisco Tobías

Hace unos días un grupo, más de 130, grandes empresarios o directivos de grandes empresas de Nueva York, firmaron una carta petición dirigida al presidente Biden y a las cámaras legislativas solicitando se aceleren los procesos para la regularización de los migrantes, a esta petición se han sumado los pequeños empresarios y hasta el alcalde de la gran manzana.

Los empresarios señalan que no hay suficiente mano de obra en muchos sectores de la economía norteamericana y que las empresas están dispuestas a contratar migrantes, siempre y cuando tengan permiso. Recordemos que el presidente demócrata Biden ha aplicado una política para evitar la llegada de más migrantes a los Estados Unidos, a pesar de haber cancelado, en mayo del 2023, el “Titulo 42” procedimiento implementado por el presidente Trump, mediante el cual se prohíbe el acceso a la Unión Americana a personas que "potencialmente representan un riesgo para la salud".

La situación de los migrantes, la urgencia de contratar trabajadores, la necesidad de vender, todo es cuestión del mercado. En el cual los empresarios están viendo hacia el futuro y saben que, de no arreglar la situación legal de los migrantes, con la escasez de trabajadores, los sueldos tendrán que aumentar, por ello la urgencia, y no está mal, de buscar más mano de obra legal que pueda generar valor en el mercado sin tener que pagar un salario más alto y que a su vez sus nuevos trabajadores se conviertan en consumidores, generando así un círculo virtuoso, entre empleo, consumo, inversión y desarrollo.

En realidad lo interesante de la petición, en la cual firmaron directivos de empresas como Pfizer, Wells Fargo y BlackRock, es la integración de los factores de producción, en caso, como seguramente sucederá, en que se aceleren los trámites migratorios para que ellos pueda tener un empleo se tenderá un puente hacia la cada vez mayor “libertad” en la movilidad del trabajo, hecho que generará beneficios económicos, para los trabajadores, sus familias, las empresas, los consumidores y hasta al mismo gobierno. Fenómeno que sucede en la Unión Europea, con los habitantes de los 27 países que la integran.

Cuando los factores de producción como el capital, la tecnología y el trabajo tienen una libre movilidad se construye un tipo de integración económica internacional. Trayendo ventajas como el aumento del comercio, mayores oportunidades de empleo, la posibilidad de migrar, generando a la vez una mayor competencia y eficiencia económica, sin embargo, también existen desventajas como lo son la dependencia de otros países, la generación de desigualdades e incluso la pérdida de autonomía económica, sin olvidar los cambios culturales que esto genera.

No podemos asegurar que en el corto plazo exista una libre movilidad de trabajadores entre nuestro país y los Estados Unidos, pero podemos asegurar que a la economía de nuestros vecinos del norte les urge mano de obra que tienen, valga la redundancia, a la mano y en caso de no acceder a ella de una manera rápida su economía se les complicará generando complicaciones más allá de sus fronteras.

Esto es un paso más dentro del proceso de la globalización, un proceso que inició desde que empezamos a vivir en comunidades y que su aceleración ha sido y será exponencial, sólo deseo de corazón que el escritor, poeta y físico argentino Ernesto Sábato, no tenga razón cuando dijo: “Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización”, por cierto ¿ya se enteraron cómo y dónde duermen los migrantes ilegales en Nueva York?