Francisco Tobías

Desde hace años se ha pronosticado que el gigante asiático, China, en poco tiempo será la economía más grande de la historia, a pesar de que su economía era netamente agrícola hace 50 años durante la implementación del “socialismo” con su gran líder Mao.

Todos los pronósticos señalan que tal vez en un par de años el PIB de China llegará a ser mayor que el de los Estados Unidos, incluso China es considerado hoy el motor económico del mundo, basta dar un vistazo a la producción de acero de las últimas décadas en 1980 mientras Europa producía 208 mil millones de toneladas, China sólo era capaz de producir 37 mil millones; para el 2000 China ya era el segundo productor de acero en el mundo con una producción de 128 mil millones de toneladas, veinte años después, en el 2020, mientras Estado Unidos produjo 72 mil millones de toneladas y Europa casi 140 mil millones, los chinos lograron una producción de más de un trillón de toneladas de acero. Y el consumo individual de los chinos se ha disparado en los últimos años, multiplicándose 10 veces, mientras que en 1990 cada chino consumía en promedio 768 yuanes para el 2022 su consumo per capita fue de 24,500 yuanes.

Pareciera que el camino de China para convertirse en la economía más grande, más potente, más importante en toda la historia de la humanidad sería sólo cuestión de que el tiempo se consumiera sin embargo, en los últimos días la economía del país asiático ha tenido alguno problemas, los cuales muestran una vez más que en la economía no hay nada definido.

El índice de la bolsa de valores china, el Hang Seng, después de alcanzar un máximo histórico en enero de este año ha caído en un 20%, el yuan ha perdido valor llegando a niveles de hace 16 años depreciándose casi un 5% frente al dólar norteamericano, obligando a los bancos centrales a comprar yuanes en el extranjero. Y por si fuera poco Evergrande, que fuera la segunda desarrolladora inmobiliaria de China conglomerado que llegó a tener 200 mil empleados, acaba de declararse en banca rota. Además, el consumo interno se ha reducido, por si fuera poco, sus exportaciones se han reducido en 14.5%, durante el mes de julio.

Todo esto provocando que la expectativa del crecimiento del PIB chino haya sido “ajustado” a una cifra menos al 5% y esta situación de China provocará también contracciones en el resto del mundo.

Imaginemos que va conduciendo su carro subiendo una pendiente a cierta velocidad y de repente el motor de su vehículo empieza a fallar perdiendo potencia, pues bien, esa es la situación de la economía China el problema es que atrás de ese auto vienen más carros que podrán ser arrastrados hacia abajo en caso de que el motor económico mundial no logre recuperar su potencia. Por cierto, en los carros de atrás se encuentra México aunque afortunadamente en economía no hay nada definido.