Francisco Tobías

Los subsidios son herramientas utilizadas por los gobiernos en materia económica para estimular el consumo de cierta mercancía, absorbiendo una parte del precio final, para que el consumir final pague menos. Podríamos decir que es lo opuesto a un impuesto.

El objetivo de los subsidios es lograr que los integrantes de una economía puedan acceder a ciertos bienes y servicios lo cuales colaboren a satisfacer las necesidades. En ciertos sistemas económicos, las familias con mayores ingresos, por medio de políticas gubernamentales, subsidian a las que tienen un ingreso menor, pero sería ilógico e irracional buscar o pretender que las familias con ingresos bajos subsidien a las de mayor ingreso.

Desde hace 18 semanas el gobierno ha dejado de cobrar el IEPS en la gasolina y diesel, con la intención de que el precio de estos hidrocarburos no se eleve, aún más, a consecuencia del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. En promedio el precio por cada litro de gasolina pagamos 5 pesos menos, logrando por un lado “ahorrando” a los consumidores un monto de casi 106 mil millones de pesos, al mes de junio, sin embargo, hay por lo menos dos daños que no se han mencionado.

Primero, el subsidio al IEPS en la gasolina y diesel sólo beneficia al 20% de los mexicanos, porcentaje que tienen mayores ingresos al resto, ya que ellos contribuyen con un porcentaje del 44.5 de este impuesto, mientras que el 20% de las familias más pobres sólo aportan un 5.8% de lo que sería el ingreso total por concepto del IEPS. Segundo, el gobierno federal al dejar de tener estos ingresos, se calcula que para todo el 2022, dejará de recibir por concepto de este impuesto cerca de 250 mil millones de pesos, dinero que bien podría utilizarse para el bienestar de los mexicanos, por supuesto, en especial a quienes menor ingresos tienen, como por ejemplo, medicamentos para los niños con cáncer, el mejoramiento de la infraestructura educativa, beneficios alimentarios, creación de programas de autoempleo y emprendimientos, o bien en gastos productivos como la modernización de las carreteras.

Hace algunos días el presidente Andrés Manuel López se reunió con su homologo norteamericano, Joe Biden, la autoridad mexicana le propuso buscar mecanismos para el aumento en la producción de la gasolina en el norte de México para que los sureños norteamericanos, puedan comprar gasolina “más barata” en México.

Pareciera que aquel lema de: “Primero los pobres” pasó a segundo plano para el ejecutivo federal y no conforme con que los mexicanos de menor ingreso subsidien a quienes tienen mayor ingreso, ahora busca que los mexicanos, quienes tenemos un ingreso mucho menor a los norteamericanos, subsidiemos el consumo de la gasolina mexicana para nuestros vecinos del norte. Una propuesta más que inviable hasta ridícula.