Francisco Tobías

 “Toda reforma impuesta por la violencia

no corregirá nada el mal; el buen juicio no

necesita de la violencia”, León Tolstói

El sistema económico ha cambiado, de hecho, cambia de manera constante y permanente, estos cambios se generan de acuerdo a las situaciones políticas, sociales y por supuesto económicas que se presentan en el mundo. Existen actores políticos que creen, que las políticas económicas aplicadas años atrás pueden aplicarse de nuevo y se obtendrían resultados favorables, cuando no es así, por el simple hecho de que las reglas de la economía ya cambiaron y seguirán cambiando siempre. Desafortunadamente los resultados no serán los mismos, serán catastróficos.

El ejecutivo federal realizó una propuesta de reforma, que en realidad es una contrarreforma eléctrica, y en una de sus declaraciones por la mañana señaló, muy a su estilo, que estar contra esta contrarreforma es estar contra el país y los mexicanos, recordando cuando el entonces presidente Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica en nuestro país.

A grandes rasgos la propuesta “anacrónica” enviada al poder legislativo frena las inversiones privadas para la generación de energía, además “evita” las energías renovables y provocará un incremento en el precio que los consumidores finales pagaremos por la energía eléctrica.

Las reglas del mercado, de la economía e incluso de la sociedad han cambiado no podemos situarnos en el año de 1960, cuando existían dos grandes sistemas económicos en el mundo, uno de ellos, el capitalismo, salió vencedor casi tres décadas después. Hoy debemos de darle prioridad a la eficiencia en la producción de energías para que ésta sea más barata, genere a la vez inversión, empleo y no afecte al medio ambiente.

Mientras el mundo esta integrándose cada vez más a un mercado global, la economía mexicana no puede seguir avanzando hacia atrás, ahora en el sector de la energía eléctrica.

Con el argumento “patriota”, que en realidad no es ni patriota ni argumento, de que la energía eléctrica será de los mexicanos, se busca impulsar una contrarreforma que afectará la producción, la generación de empleos, la inversión y el bolsillo de todos los mexicanos.

Tal vez si le explicáramos al señor presidente que hoy no se puede jugar al béisbol con las mismas reglas desarrolladas por Abner Doubleday, tal vez así entendería un poco que no podemos aplicar reglas o mecanismos a un sistema económico que no es el mismo ni igual al de 1960.