Francisco Tobías

En esta ocasión te platico sobre un personaje montado a caballo lazando un cañón y que engalana el inicio, o el final según se vea, de un bulevar que lleva su nombre. Así es, amigos y amigas Saltillenses, les platico ahora de mi General Francisco Coss, nacido en nuestra hermana ciudad de Ramos Arizpe el 15 de agosto de 1880. Su cuna era de origen humilde, por ello desde muy joven trabajó en el campo y en las minas.

Inició su actuación en la política cuando se adhirió al Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón, participando en el primer movimiento armado anterior a la Revolución: el levantamiento en Las Vacas, hoy Ciudad Acuña, allá por el año de 1906 contra el dictador Porfirio Díaz. Para 1910 formaba parte de las fuerzas maderistas, con las cuales luchó hasta el asesinato del Apóstol de la Democracia mexicana.

Cuando de manera cobarde asesinan a don Francisco I. Madero, Coss se une al movimiento constitucionalista encabezado por el entonces Gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, a quien el usurpador Victoriano Huerta había mandado arrestar por haber desconocido su gobierno ilegítimo. En ese momento un grupo de hombres valientes a cargo de don Pancho Coss le cuidaron las espaldas y ahí, en la Plaza de Armas de nuestra hermosa ciudad de Saltillo, se libró una batalla contra los federales huertistas. 

El día de la batalla, los federales tenían asolados a los carrancistas, ya que contaban con un cañón que les daba ventaja. Bajo el sol abrasador que brillaba en lo alto, se ve cómo un jinete, poniendo en riesgo su vida, sale de entre las fuerzas constitucionalistas con un lazo en la mano para acercarse lo más posible a las filas enemigas, logrando de manera magistral sujetar la pieza artillera que tantos problemas ocasionaba a los defensores de la legalidad. Ese día, la gloria coronó a Francisco Coss; ese día, la historia le abrió las puertas para formar parte de ella.

Pero para hablar o escribir de don Pancho no bastaría una Cápsula Sarapera, porque no solo fue un hombre valiente: fue un forjador de carácter, un hombre que después de haber sido gobernador en dos ocasiones del estado de Puebla, siendo general y héroe nacional, vendió chorizo y barbacoa para subsistir. Más allá de eso fue un hombre honesto y de generosidad magnánima. Un hombre que nunca olvidó quién le echó la mano y jamás se guardó la suya para extendérsela a quien lo necesitaba.

Amigas y amigos, el bulevar Francisco Coss lleva su nombre no solo porque sí ni por casualidad. Su mérito y aportación están en las páginas de la historia de Saltillo, de Coahuila y de México. Un hombre que vale la pena considerar como ejemplo de honestidad, trabajo, lealtad y generosidad pero, sobre todo, un patriota que vale la pena presumir.