Xavier Díez de Urdanivia

En México, las personas con 15 años y más de edad tienen, en promedio, solamente un nivel educativo de secundaria, según datos del INEGI.

Además, la distribución de la población en función de este indicador muestra gráficamente que es hacia el sur del país donde se concentran los más bajos porcentajes de personas que lo hayan alcanzado y donde los índices de analfabetismo son aún considerables. En el norte, en cambio, el analfabetismo es marginal y los niveles de educación superior muy significativos (http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/escolaridad.aspx?tema=P). 

Una adecuada ponderación de esos datos permite delinear una geografía de las simpatías políticas populares y a entenderlas mejor.

Primero que nada, para efectuar ese ejercicio conviene tener presente lo que ha señalado la filósofa y antropóloga mexicana Zenia Yébenes: “(N)unca se puede perder de vista ni dar por obvio, cuando se habla de las funciones del cerebro, el andamiaje cultural que lo envuelve, incluyendo tanto la presencia y preexistencia de los otros y las instituciones sociales como el lenguaje, las pautas educativas, etc… El cerebro humano no puede operar sin andamiajes culturales o instituciones sociales” (https://www.filco.es/zenia-yebenes-el-cerebro-humano-no-puede-operar-sin-andamiajes-culturales-o-sociales/).

De sobra se han hecho glosa y crítica, sana y no tanto, de la gestión presidencial en turno, cuyos resultados y desempeño distan, nos guste o no, de estar bien encaminados y muestran un déficit de eficiencia, eficacia y congruencia que bien se reflejan en los indicadores objetivos de desarrollo.

A pesar de ello, las encuestas y sondeos de opinión de virtualmente todas las casas especializadas en esas mediciones, dan cuenta de una popularidad y niveles de aprobación presidencial que no dejan de contradecir esa circunstancia. Se distribuyen a lo largo y ancho del país, pero se intensifican en esos estados en que los índices educativos son más preocupantes.

Si se coteja esa situación con aquello que señala Yébenes, aparecerá un panorama que no puede atribuirse a la coincidencia. Una educación incipiente (y también, por lo general, deficiente) limita la capacidad crítica y abre la puerta a las reacciones viscerales de una emoción cargada de rencores, muchos de ellos explicables y añejos, anclados en evidentes injusticias estructurales, pero otros más, nuevos y artificiales, que se añaden y refuerzan cada día por el destructivo discurso de odio y división en boga.

Es evidente que, en ese contexto, un paladín que encabece y dirija las energías así desatadas se siente imprescindible, y quien enarbole la bandera, o afirme enarbolarla, se hace muy popular entre aquellos que se ha visto menos favorecidos social y económicamente. Son tierra fértil para el cultivo de anhelos “reivindicatorios” y presas fáciles de las corrientes y líderes que aprovechan esa circunstancia para engrosar las filas de sus partidos y corrientes.

Existe otro factor, que en el momento destaca y es explotado por los encargados de la comunicación oficial: la innegable egolatría del líder, que no admite defectos propios, pero necesita alimentarse con el elogio del espejo mágico, mientras él cante sus glorias y méritos, y lo haga a mañana, tarde y noche.

A la manera de Ouróboros, la serpiente que come su propia cola, nutre el ególatra su narcisismo con las porras y laureles que sus séquitos le ofrecen.

Así ocurrió en la reciente concentración en el Zócalo de la Ciudad de México, así ocurre cada mañana y todos los días en las redes sociales y medios afines al poderoso en turno.

Se dice que, en otros tiempos, los aparentemente ingenuos cuentos infantiles transmitían mensajes y enseñanzas ocultas en ellos, porque podría ocasionar censura y represalias si se difundía abiertamente.

Sea eso cierto o no, hay en esas narraciones analogías muy útiles para ilustrar situaciones contemporáneas. Ese podría ser el caso del cuento que los hermanos Grimm urdieron en torno de Blanca Nieves. Lo malo es que no se vislumbra un príncipe azul que, al final de esta historia, sea capaz de enderezar los entuertos ¿Aparecerá, con oportunidad para el año 2024?