Xavier Diez de Urdanivia

La novedad más trascendente de esta semana fue el lanzamiento de la idea de fundar una nueva organización, semejante a la Unión Europea, que estructure a los estados de esta América nuestra, lo cual puede no ser una mala idea, pero que requeriría de fundamentos muy diferentes de aquellos que implica el contexto en que se lanzó la proclama, en la que no dejaron de estar presentes una perspectiva antiestadounidense y una concepción inexacta de la “doctrina Monroe”.

Lo primero que habría que decir es que la Unión Europea es un ensayo “ad hoc”, de cuya experiencia pueden extraerse enseñanzas muy ilustrativas y útiles, incluido el proceso mismo de su integración, que ha sido paulatino, sostenido y firme.

También, que adoptó -sin quererlo y casi renegando de él, por la significación histórica con que todavía suele ser contemplado- el principio federativo, pero sobre todo, que se trató -y trata- de un proceso abierto y comprensivo, que ha puesto énfasis en la búsqueda e implantación de diversos mecanismos reductores de complejidad, lo que le ha permitido ser exitoso, no sólo en sus propósitos de proveer una adecuada articulación al sistema, sino también en cuanto a la solución eficaz de problemas sustantivos, al grado de haber evitado el estado bélico crónico que afectó a Europa desde sus orígenes hasta la adopción de esta medida.

Aparecen ya en el panorama un par de bemoles que no pueden soslayarse: El primero, que mientras la Unión Europea nace de un propósito de integración, la organización que desde la presidencia mexicana hoy se propone está imbuida de un claro sentido excluyente y cerrado, además de que resulta dudoso suponer que quien ha adoptado internamente una postura contraria a la dinámica federal, y afanes concentradores evidentes, pueda dirigir un tránsito hacia la coordinación de autonomías integradas en una organización supraestatal respetuosa de las soberanías de sus miembros.

Por otra parte, invocar una utopía que no tuvo nunca siquiera atisbos de verse reflejada en realidades geopolíticas, como es la visión bolivariana de una gran América -por lo pronto, referida sobre todo al sur del continente, y sólo parcialmente- traducida, a la postre en la “Gran Colombia”, que tampoco en esa reducida visión cuajó, tiene más aires de ilusión que de proyecto.

En ello y frente a ello, es preciso tener en cuenta que la llamada “doctrina Monroe” nace el 23 de diciembre de 1823, durante el séptimo mensaje anual al Congreso del presidente James Monroe, y lo hace como gesto de solidaridad con los países recién independizados del continente con estas palabras: “Los ciudadanos de los Estados Unidos aprecian los más amigables sentimientos a favor de la libertad y la felicidad de sus semejantes en ese lado del Atlántico [el europeo]. En las guerras de las potencias europeas por materias relativas a ellas mismas nunca hemos tomado parte alguna, ni nuestras políticas se han comportado para hacerlo. Solamente cuando nuestros derechos son invadidos o seriamente amenazados es que resentimos agravios o hacemos preparativos para nuestra defensa. Con los movimientos en este hemisferio, estamos por necesidad más inmediatamente conectados, y por causas que deben ser obvias para todos los observadores progresistas e imparciales”.

Esos afanes solidarios tenían sobre todo un destinatario, España, y no se desvirtuaron sino hasta que, a mediados del siglo 19, surge la doctrina del “destino manifiesto”, alentada por John L. O’ Sullivan, en 1845, con el evidente propósito de justificar los afanes expansivos de los Estados Unidos y su reclamo de nuevos territorios.

En esas circunstancias, tener claros los conceptos, la mente abierta y la intención limpia, son claves para definir los propósitos y estrategias de una integración iberoamericana que se antoja muy conveniente, pero que tiene que ser integral y trasatlántica en la era de la globalidad, y no sólo parcialmente “Latinoamericana”, espacio en el que privan muchísimos diferendos, alentados en mucho por quienes hoy pretenden impulsar la propuesta organizativa proclamada en México esta semana.