Xavier Díez de Urdanivia

Ha circulado en las redes sociales un documento aparentemente suscrito por un médico miembro destacado de Morena. Omito los detalles porque no se han podido comprobar, pero retomo la narración que contiene porque exhibe un defecto grave del proceso de vacunación en curso.

Expresa satisfacción por haber cumplido lo que califica como “compromiso de vida” con su esposa, al hacer posible que recibiera la segunda dosis de la vacuna contra el Covid-19, pero lamenta haber tenido que hacerlo en Galveston, Texas, pues no fue posible en México.

¿La causa? Ella, expone, según “una interpretación absurda, no cumple los criterios “sanitarios” fijados por las autoridades de salud de nuestro país para ser vacunada en esta etapa, esto a pesar de haber tenido un adenocarcinoma pulmonar y de que le quitaron el 60% del pulmón derecho”, además -dice- de haber enfrentado un contagio previo de SARS-CoV-2,“lo que la ponía en grave riesgo ante la posibilidad de una reinfección por Covid-19”.

Es cierto: No es la edad el único factor de riesgo; no es siquiera el más importante. Cuando la autoridad sanitaria de este país previno sobre la pandemia, señaló claramente como factores de riesgo, especialmente entre la gente mayor, el hecho de padecer enfermedades pulmonares crónicas, hipertensión, diabetes, inmunodeficiencias y obesidad, principalmente, mientras que al hacer el padrón de vacunación solo tomaron en cuenta los años vividos.

Una mejor y más ordenada integración de participantes y actores, públicos y privados, en esta actividad, hubiera podido llegar a una más detallada y meticulosa clasificación, lo que el afán de monopolizarla no ha permitido.

Tiene razón quien se queja: “Es un grave error no vacunar en México a la población menor de 60 años con una comorbilidad. Tiene mucho mayor riesgo de complicarse y morir una persona de 45 años con diabetes que se enferme de Covid, que una persona sin comorbilidades de 70 años”.

Más la tendría si señalara que entre las personas de más edad esas condiciones aumentan los riesgos, a pesar de lo cual y de que eso se contempló oportunamente, en México no ha sido considerado, a diferencia de lo que sucede en otros países.

Se atribuye la situación, en el escrito, a la “grave negligencia” y a las “decisiones erróneas” -son sus palabras- “de los responsables de contener desde el Gobierno la pandemia” y señala que “es parte de este desorden, la reciente afirmación del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, quien ha dicho que biológicamente no hay ningún peligro al mezclar una dosis de una vacuna, con la dosis de otra distinta de origen y preparación, contradiciendo a la Organización Mundial de la Salud, a expertos del mundo y a las propias empresas farmacéuticas, quienes no recomiendan tales combinaciones”.

Pero no queda ahí, porque continúa diciendo que las especulaciones -así las llama- del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud “ponen en riesgo a la población mexicana, que ante la mala planeación se decide aplicar dos vacunas distintas a una misma persona, poniendo al pueblo de México como auténticos ‘conejillos de Indias’ de sus ‘experimentos’, lo que no sucede en otros países que respetan los protocolos médicos y tienen estrategias de vacunación con mejores resultados, sin estar inventando alternativas peligrosas y hasta potencialmente criminales”.

Pesada crítica, sobre todo si como se aduce, proviene de un correligionario. Lo es, en cualquier caso, porque no hace sino ilustrar la mala gestión de un proceso que a todas luces hubiera transcurrido más felizmente sin el empecinamiento por excluir de él, a toda costa, toda concurrencia de instituciones públicas y privadas, quién sabe con qué inconfesables intenciones.

Tratar de enmendar esas fallas de planeación sería contraproducente a estas alturas. Mucho ayudaría, en cambio, abrir el empeño a la participación de las administraciones locales e instituciones privadas.

Evidentemente se alcanzarían mejor y más rápidamente los resultados que la gente necesita, y no hay justificación para que el Gobierno federal los escatime y postergue en aras de oscuros intereses.