Francisco Treviño Aguirre

En un contexto donde los sistemas hídricos enfrentan crecientes amenazas por sobreexplotación, contaminación y cambio climático, es crucial comprender la estrecha relación entre el agua y la prosperidad económica. El agua, junto con el aire, es uno de los recursos naturales más importantes del planeta, siendo vital para la supervivencia y el desarrollo humano. Sin embargo, actualmente, cerca de dos mil millones de personas carecen de acceso a agua potable segura, y aproximadamente la mitad de la población mundial experimenta escasez de agua severa durante gran parte del año.

Esta situación se agrava con el aumento de la demanda de agua debido al crecimiento poblacional y a economías que requieren cada vez más recursos hídricos. Se proyecta que para el año 2030, la demanda global de agua superará en un 40 por ciento la oferta sostenible. Esta escasez de agua amenaza no solo la vida, sino también la estabilidad social y económica a nivel mundial.

Para revertir esta tendencia y convertir al agua en un motor de empoderamiento comunitario, seguridad económica y sostenibilidad ambiental, es necesario replantear la forma en que valoramos el agua y aumentar significativamente las inversiones en su preservación. Actualmente, el sector del agua enfrenta problemas de financiamiento y falta de capacidad para satisfacer la demanda, lo que subraya la urgencia de incrementar el gasto global en agua a más de $1 billón de dólares al año. La inversión en el sector del agua no solo protege el medio ambiente y el clima, sino que también impulsa las economías tanto en el presente como en el futuro. Las acciones concretas, como el financiamiento de proyectos de desalinización y gestión del agua, demuestran cómo estas inversiones pueden tener un impacto positivo en la seguridad hídrica y el desarrollo económico integral de las naciones.

Además del papel crucial del sector público en estas inversiones, las empresas también tienen un rol importante que desempeñar. La valorización del agua como una inversión real, la asignación de un valor adecuado a este recurso y la promoción de la eficiencia en su uso son fundamentales para generar incentivos económicos y ambientales que fomenten la preservación del agua.

En este sentido, la cooperación global y la implementación de programas transfronterizos son esenciales para superar las fallas de mercado, evitar la politización del agua y garantizar su acceso equitativo y sostenible para todos. Reconocer el agua como un elemento central en las políticas económicas y de desarrollo sostenible es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y construir un futuro más resiliente y equitativo para las generaciones venideras.

Hoy por hoy, a correcta valoración y la inversión sustancial en el recurso hídrico son fundamentales para asegurar su disponibilidad tanto en el presente como en el futuro. Estas inversiones no solo resguardan el entorno y fomentan la seguridad en el suministro de agua, sino que también propician el progreso económico y social. Es crucial establecer una colaboración efectiva entre el ámbito público, privado y la cooperación internacional para enfrentar los retos relacionados con el agua a nivel global. Estrategias como la eficiencia en el uso del agua, la asignación apropiada de su valor y la adopción de tecnologías sostenibles son pilares fundamentales en la gestión eficaz de los recursos hídricos. Asimismo, el reconocimiento del derecho humano al acceso al agua potable y al saneamiento, en armonía con las necesidades económicas y ambientales, juega un papel crucial en la construcción de un mundo más equitativo y sostenible.

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