Francisco Treviño Aguirre

Los nuevos servicios de movilidad, desde el alquiler de bicicletas eléctricas hasta el uso compartido del automóvil y los sistemas de estacionamiento inteligentes, están creciendo rápidamente y podrían reducir la congestión, la contaminación y la dependencia de los automóviles de propiedad privada. Esa es una gran victoria para los gobiernos de las ciudades, que, sumándose a esta iniciativa, están construyendo carriles para bicicletas y otros incentivos para fomentar dicha medida.

Pero implementar estos servicios de manera efectiva mientras se preservan las rutas críticas para el transporte urbano, se requiere de una planificación cuidadosa, y por desgracia, no siempre sucede. Los cambios en el estilo de vida provocados por la pandemia han complicado la tarea al acelerar el uso de nuevos servicios en algunas ciudades, y en algunos casos esto ha sucedido rápidamente.

En este sentido, dicho crecimiento no fue un problema durante el apogeo de la pandemia porque el transporte público se cerró o redujo en su mayoría. Pero la competencia entre la movilidad se está convirtiendo en un desafío importante ahora, ya que los esfuerzos para que los trabajadores regresen a la oficina se aceleran y las vías de comunicación resultan en ocasiones rebasadas por el alto flujo.

Derivado de lo anterior, se pueden considerar las siguientes formas principales en que las ciudades pueden fomentar nuevas opciones de movilidad a largo plazo, sin reducir el número de pasajeros de transporte público. Una de ellas es la micrmovilidad. Aquí, las ciudades pueden aprovechar todo el potencial de la los servicios que permiten a los usuarios alquilar scooters eléctricos y bicicletas para viajes individuales, centrándose inicialmente en áreas con transporte público limitado o nulo. Si bien los sistemas electrificados de autobuses, tranvías y trenes ligeros son, con mucho, los modos más eficientes y respetuosos con el medio ambiente del transporte urbano motorizado, no llevan a las personas a donde quieran ir, por lo tanto, la micromovilidad puede proporcionar la última etapa de los desplazamientos.

Otra forma de incrementar la movilidad sustentable es el uso eficiente del automóvil. Es probable que las ciudades grandes y menos densas sigan dependiendo del automóvil en el corto plazo, pero los servicios compartidos de automóviles y el servicio de transporte, pueden ayudar a reducir la presión sobre el estacionamiento, los traslados y el costo del combustible. Un automóvil de uso particular está estacionado el 95% del tiempo, por lo que resulta un gasto innecesario y que puede ser sustituido por el uso del transporte público o bien, un vehículo particular compartido.

Para que las medidas funcionen eficazmente, las acciones para promover nuevos modos de movilidad deben formar parte de un plan más amplio. Ciudades como París ya están implementando estas estrategias. La capital francesa anunció en 2020 que se convertiría en una "ciudad de 15 minutos", una en la que los residentes pueden llegar fácilmente a los servicios esenciales en ese momento en bicicleta o a pie. Ámsterdam, que regularmente obtiene una alta puntuación en movilidad urbana, anunció en 2019 que eliminaría 11,000 espacios de estacionamiento para 2025 para hacer que la ciudad sea más verde y accesible. Combinó esto con otras estrategias, como lograr que las personas cambien sus automóviles por un presupuesto de movilidad compartida durante uno o dos meses.

Finalmente, la política de implementación de estos planes a menudo es complicada. Algunos automovilistas no están de acuerdo en que se reduzcan los lugares de estacionamiento. En Bruselas, por ejemplo, se están llevando a cabo esfuerzos para ampliar su red de carriles para bicicletas, ya que existen quejas de que se perderán lugares baratos de estacionamientos en ciertas partes de la ciudad. Regresando a Paris, Algunos comerciantes no están en desacuerdo con los planes para construir 180 kilómetros de carriles para bicicletas, ya que esto podría poner en riesgos sus negocios.

En virtud de lo anterior, se hace esencial enmarcar las nuevas políticas en términos positivos y no en oposición a los automóviles. Cada medida debe mostrar una clara mejora en la asequibilidad, el entorno urbano y los viajes del punto A al B. En última instancia, las ciudades necesitan una estrategia a largo plazo que tenga objetivos claros y no dependa de los ciclos electorales, que son demasiado cortos para mejoras significativas en la infraestructura, y para que estos produzcan resultados.

Twitter: @pacotrevinoa