Francisco Treviño Aguirre

Cuando Rusia invadió Ucrania los expertos en energía predecían que los precios del petróleo podrían alcanzar los 200 dólares por barril, un precio que enviaría los costos logísticos por las nubes y pondría de rodillas a la economía mundial. Actualmente, el precio del petróleo es más bajo de lo que era cuando comenzó la guerra, habiendo caído más del 30 por ciento en apenas dos meses.

En esta semana, las noticias de una desaceleración de la economía en China y un recorte en sus tasas de interés hicieron que los precios bajaran aún más, situándose a menos de 90 dólares por barril para el índice de referencia estadounidense. Pero sería prematuro celebrarlo. Los precios de la energía pueden aumentar tan fácilmente como pueden desplomarse, inesperada y repentinamente.

China, donde las restricciones a causa del Covid-19 siguen siendo generalizadas, eventualmente reabrirá sus ciudades a más comercio y tráfico, aumentando la demanda. Los consumos de petróleo de la reserva estratégica de petróleo de Estados Unidos terminarán en noviembre, y deberán volver a recuperar sus niveles. Tan solo un solo evento inesperado, por ejemplo, un huracán que inunde el Canal de Navegación de Houston y saque a varias refinerías del Golfo de México fuera de servicio durante semanas o incluso meses, podría ser un detonante para el alza en los precios.

Por otro lado, los precios del petróleo podrían desplomarse si Irán acepta un nuevo acuerdo nuclear después de que se retractó de su demanda de que la Guardia Revolucionaria Islámica sea eliminada de la lista de terrorismo de Estados Unidos, abriendo una puerta potencial de al menos un millón de barriles más por día de exportaciones de petróleo iraní. Además, la perspectiva de un aumento continuo de las tasas de interés hace que muchos inversionistas y economistas predigan una recesión, y una reducción de la demanda, a pesar de que el desempleo es bajo y las ganancias se siguen incrementando.

Aun y cuando los precios de los combustibles son menos importantes que en el pasado porque las personas conducen automóviles más eficientes y se ha generalizado la actividad de trabajar desde casa, cuanto más gasta la gente en combustible, menos tienen para gastar en todo lo demás. En este sentido, cuando los precios del petróleo caen, muchos costos para la industria y la agricultura, incluidos los productos químicos y los fertilizantes, generalmente siguen. Pero cuando aumentan bruscamente, como lo hicieron en 2008 y en la década de 1970, tienden a aumentar otros productos y suprimir la economía en general.

Predecir los precios de la energía siempre ha sido como tirar un volado, porque hay muchos factores, incluidas las expectativas de los comerciantes que compran y venden combustible, las fortunas políticas de países productores inestables (Venezuela, Nigeria y Libia, por ejemplo), y las decisiones de inversión de compañías petroleras estatales y privadas. Finalmente, La guerra en Ucrania sigue siendo una variable importante en las perspectivas de suministro mundial, ya que Rusia normalmente suministra el 10 por ciento del mercado mundial de 100 millones de barriles por día. Desde la invasión de Ucrania, las exportaciones rusas diarias han disminuido en 580,000 barriles y se espera que las sanciones europeas sobre el petróleo ruso se endurezcan un poco más para febrero, reduciendo las exportaciones rusas diarias en 600,000 barriles adicionales.

Twitter: @pacotrevinoa